marzo 09, 2007

RECORDANDO EL HOLOCAUSTO.

El 26 de Octubre de 2005, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la designación del 27 de enero de cada año como el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto. En la misma resolución, la ONU, recomienda la elaboración de programas para la educación de las futuras generaciones sobre las lecciones de este genocidio y explícitamente rechaza cualquier intento de refutar la historicidad de aquella dramática y negra página de la historia negra de la humanidad.

Los estados que aprobaron dicha resolución aprovecharon la oportunidad para condenar “sin reservas” todas las manifestaciones en contra de personas o comunidades sobre la base de sus orígenes étnicos o sus creencias.

Lo increíble de todo es que hayan tenido que pasar 60 años para que las Naciones Unidas tomaran una medida que era indispensable desde el mismo día y año de cometidos los crímenes contra la humanidad a los que se refiere la declaración. Impulsar la conciencia de la humanidad hacia la convicción inequívoca de que hechos como estos no debían repetirse demandaba sin duda acciones más inmediatas y radicales que una simple resolución 60 años después. Más increíble me parece por cierto que durante los mismos 60 años, todos los días de cada año y todas las horas de cada día, el mundo siga siendo testigo mudo y cómplice de otro holocausto similar, por no decir idéntico a aquel que inspiró esta decisión.

Lo más lamentable, sin embargo, es que quienes cometen hoy estos crímenes sean descendientes y herederos de las víctimas de ayer y utilicen el nombre y el dolor de las víctimas, de los sobrevivientes y de sus descendientes para justificar el mismo patrón de comportamiento, las mismas mentiras y la misma política de exterminio, contra otro pueblo, esta vez más débil que ellos.

Resulta verdaderamente patético y hasta cruel ver cómo, quienes debieran honrar la memoria de las víctimas, precisamente para asegurar que estos hechos no se repitieran más, ensucian sus nombres y llenan sus historias de vergüenza al replicar los sufrimientos que ellos padecieron contra los palestinos durante los mismos 60 años que demoró dicha declaración.

Cuantos años más harán falta para que todos los dioses y sus seguidores en la tierra se convenzan de que no hay nada ni nadie, de que no hay idea ni promesa divina que justifique lo que los nazis hicieron con los judíos y tampoco lo que hoy los israelíes hacen con los palestinos. Cuantos años más deberán pasar para entender que lo verdaderamente revolucionario es atreverse a mirarnos como iguales y abocarnos a construir una sociedad más justa para todos y todas, sin dioses de por medio, sin promesas falsas y sin guerras santas que terminan por recrear el peor de los infiernos.

Lamentablemente no existen por ahora, en ninguno de ambos lados, líderes con cojones y con voluntad de superar esta hora maldita que viven nuestros pueblos hace ya tantos años. Lamentablemente en ambos lados, existen más líderes dispuestos a conducir a sus pueblos hacia la solución final que algunas mentes afiebradas, alguna vez propusieron, antes que a darse la tarea de construir una humanidad nueva, sin discriminación en donde el nazismo, el apartheid y el sionismo, donde la pobreza y el hambre, sean solo un mal recuerdo y un ejemplo de aquello que los seres humanos deben superar como especie para mirar con algo de esperanza el futuro.
No faltarán quienes levanten su voz horrorizados por mi singular comparación. No faltarán quienes me acusarán de neonazi por decir que me da pena y vergüenza el solo imaginarme a las víctimas del nazismo revolcándose en sus tumbas al ver lo que los sionistas han hecho en su nombre. Pero mi conciencia está y estará tranquila porque ya no creo, en ninguna promesa divina, porque ya no creo que bienaventurados sean los que sufren y tampoco que una guerra pueda ser santa. Mucho menos que después de muertos, todos los que crean en estas ideas serán recompensados.

Porque tampoco creo que algún dios haya puesto los bienes en la tierra solo para el 5% de la población mundial mientras el otro 70% no puede satisfacer sus necesidades básicas ni vivir dignamente, porque no creo que el mundo ni la realidad actual sea la vara justa para medir a la verdadera humanidad y mucho menos sea la vara para medir la modernidad y su promesa incumplida de anteponer la razón y el humanismo a cualquier otra consideración, para construir un mundo mejor para todos y todas.

Es de esperar que luego aparezcan en ambos bandos líderes de la talla de aquellos pocos que sabido conducir a sus pueblos por los caminos de la paz, de la justicia y de la libertad basada en estos principios y no en el poder del dinero.

No tengo duda que tendrán que venir desde la izquierda palestina e israelí, desde aquellos partidos laicos capaces de entender que el futuro de ambos pueblos está indisolublemente unido y que se requiere avanzar mas temprano que tarde hacia un estado binacional capaz de acoger por igual y sin discriminación a judíos, cristianos, musulmanes, agnósticos y ateos, en definitiva a cualquier hombre o mujer libre de pensar y vivir como quiera pero en un estado modelo, democrático e igualitario, comprometido con la defensa y el respeto irrestricto de los derechos humanos y capaz de extender la ética, a las relaciones entre la especie humana y el medio ambiente del cual es parte. Solo así tendremos una paz justa y duradera. Solo así generaremos un desarrollo sustentable y podremos mirar a los ojos con absoluta tranquilidad a las generaciones futuras, partiendo, por supuesto, por nuestros hijos.

agosto 01, 2006

RESPUESTA AL SR. ZALIASNIK.

Llevamos años viendo a diario, como civiles inocentes entre ellos miles de niños, palestinos y libaneses, son asesinados por el ejército de Israel so pretexto de protegerse del terrorismo árabe y sin embargo como todos los buenos cómplices que Israel tiene repartidos por el mundo, el Sr Zaliasnik, en su carta a El Mercurio del día 1 de Agosto, ubica el inicio del conflicto en donde le conviene a Israel y olvida deliberadamente que el terrorismo fue importado al medio oriente por los líderes de este país, incluso antes de la implantación en tierras árabes del estado de Israel en 1947. La explosión del hotel King David, Deir Yasin, Qfr Kasem y otros cientos de episodios entre los cuales destacan las masacres de Sabra y Shatila nos han mostrado con demasiada elocuencia que Israel es un estado fundado sobre la base de la mentira y el terrorismo.

Por otra parte, es cierto que el sufrimiento de civiles inocentes, tanto palestinos, como libaneses e israelíes es igualmente repudiable, pero no se puede olvidar que no son los civiles palestinos y libaneses, y tampoco sus gobiernos, los que ocupan territorios de Israel como Israel si ocupa territorios palestinos, libaneses y sirios, hace ya casi 40 años, oprimiendo y violando todos los derechos humanos de quienes ahí viven. Por lo mismo, resulta evidente que la principal causa y el responsable de los sufrimientos de los civiles inocentes de ambas partes de medio oriente es el estado de Israel y su discurso ideológico que lo instala en el lugar del “pueblo elegido para matar”. Sin embargo, no está demás plantear que cualquier civil que se va a vivir a territorios ilegalmente ocupados, o que apoya a los gobiernos israelíes que han demostrado en más de 55 años un total desprecio por el derecho a la vida y por los derechos humanos de los árabes, y que forman parte, por lo mismo, de una política sistemática de agresión y exterminio, puedan sentirse completamente inocentes.

Ahora bien, resulta evidente que a muchos de quienes profesan la religión judía en Chile no les es indiferente el conflicto. De hecho hemos visto por televisión a varios de sus hijos, cumpliendo el servicio militar en Israel, reprimiendo palestinos y demostrando a qué estado y a qué principios, le son leales. De la misma manera llama la atención la preocupación que el autor de dicha carta manifiesta por el hecho de que Hezbollah tenga armas de destrucción masiva y no mencione que Israel posee el mayor arsenal de armas de destrucción masiva del Medio Oriente, además de armas prohibidas por la comunidad internacional como las bombas de fósforo que hemos visto caer estos días en la franja de Gaza y en El Líbano sobre los niños palestinos y libaneses. Claramente su lectura del conflicto no es objetiva por ser parte interesada.

Por otra parte, es imprescindible recordar a nuestros lectores que Hezbollah nació en la década del 80 precisamente para contrarrestar las constantes y sistemáticas agresiones de Israel hacia el Líbano, en consideración de la ocupación que ese país sufre hace ya casi 25 años y de la debilidad del ejército regular de ese país que ha sido incapaz de enfrentar a la despiadada y terrorífica maquinaria de guerra israelí. Cabe destacar que el proyecto sionista que da nacimiento al Estado de Israel y que se mantiene vigente hasta el día de hoy, aspira a construir o reconstruir el Gran Israel desde el Nilo hasta el Eufrates, lo que incluye territorios de Egipto, Siria, Irak, El Líbano y por supuesto, Palestina..

Por último, me gustaría hacerle ver a la opinión pública que algunos dichos del Sr. Zaliasnik definitivamente se apartan de la verdad actual e histórica, primero, porque en sus argumentos omite deliberadamente la ocupación Israelí de los territorios árabes que perdura hace casi 40 años, en contra de todo el derecho internacional, y por otra, afirma que Israel se ha retirado de los territorios ocupados del Líbano, cosa que no es efectiva puesto que hasta el día de hoy mantienen Las Granjas de Sheba en su poder, contra todo el derecho internacional vigente. De la misma forma omite deliberadamente los derechos nacionales palestinos reconocidos internacionalmente y que incluyen el derecho al retorno a Palestina, desde donde fueron expulsados por Israel, la autodeterminación y el establecimiento de un estado palestino independiente con Jerusalen por Capital.

Como bien dice el autor de dicha carta, es necesario discriminar y reconocer claramente al agredido del agresor y en este caso una ocupación de 60 años, caracterizada por las masacres en contra de civiles inocentes y especialmente niños, caracterizada por la tortura y por las mismas prácticas que los nazis llevaron a cabo contra los judíos durante la segunda guerra mundial, sumada a miles de declaraciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, reconociendo a Israel como un estado terrorista y racista, homólogamente comparable al apharteid sudafricano y que lo instan, además, a retirarse de todos los territorios ocupados explican con suficiente elocuencia quien es el agresor y quien el agredido.

julio 10, 2006

ISRAEL O LA ESQUIZOFRENIA COLECTIVA.

Por estos días el pueblo palestino vuelve a ser objeto de una de las demostraciones más bárbaras de la civilización contemporánea. Amparados en la hipocresía colectiva de algunos de los gobiernos mundiales y haciendo uso de la supremacía militar, de su alianza con los poderes mundiales y de su auto percepción de que han sido elegidos por algún dios para desarrollar un plan en la tierra del cual los únicos beneficiarios son ellos, los israelíes arrasan con todo, asesinan niños y civiles inocentes, destruyen viviendas completas de familiares de los miembros de la resistencia palestina y la infraestructura básica de poblados completos como castigo colectivo a un pueblo cuyo único delito es resistir una ocupación ilegal que dura ya casi 40 años.

Como si esto fuera poco hacen prisioneros a los miembros del gobierno y del legislativo palestino y tienen la desfachatez de acusarlos a ellos de terrorismo y exigirles que reconozcan el derecho a existir de Israel, antes de dialogar. Pero …quién debe reconocer a quién. Los palestinos no han bombardeado la sede del gobierno Israelí ni han tomado prisioneros a sus legisladores. No ocupan territorio de ese país ni torturan, ni matan a sus, ciudadanos, pero este mundo parece estar loco y al parecer, vive al revés.

Si hoy yo desapareciera por unos cuarenta días y al cabo de ello retornara a donde mis seres queridos, amigos, amigas y les planteara a ellos y a la sociedad toda, que he vivido una revelación de un nuevo dios, que sí es el verdadero y que este me ha prometido para mi y para mis descendientes, debido a mi lealtad y en desmedro de quienes la habitan hoy, una tierra estratégicamente ubicada, con excelentes proyecciones económicas y que resulta atractiva para gran parte de la humanidad, seguramente me tildarían de loco y no pocos de quienes me rodean se reirían en mi cara de mis falsas pretensiones.

Sin embargo, en virtud de la libertad de pensamiento y la tolerancia que, se dice, existe en el mundo contemporáneo, nadie haría nada por cambiar mi forma de pensar, ya que cada cual puede creer en lo que quiere y vivir según eso mientras no dañe ni atente contra los derechos esenciales de los otros.

Ahora bien, si además de asegurar que dicho dios me ha regalado una tierra en donde no vivo, asegurara yo que el mismo dios me ha instruido que vaya a ella con aquellos a quienes logre convencer de esta prometedora empresa y mate a todos y todas quienes viven en ella y decidan interponerse en mi camino hacia la realización del plan divino encomendado, que destruya sus casas y caminos, que viole a sus mujeres y niños, que sepulte su historia y elimine del mapa sus escuelas y la infraestructura que poseen para satisfacer sus necesidades básicas. Si, en definitiva, planteara a mis seguidores que el hecho de haber sido elegido con mis familiares y amigos por ese dios, para habitar esa tierra prometida, me da el derecho, sagrado por cierto, para aniquilar y destruir, violar y aterrorizar, humillar y violar a todos y todas quienes habiten ese territorio y decidan resistir mi invasión… no solo mis amigos sino que la sociedad en la que vivo, seguramente, intentaría aislarme y someterme a un tratamiento médico para que tratase de recuperar la cordura.

Pero si esto no fuera posible, seguramente me encerrarían en algún centro de rehabilitación para proteger a la sociedad del peligro que mi ideología reviste para la seguridad y los derechos de las personas, sin descontar a más de alguno que preferiría eliminarme por considerarme un peligro demasiado letal para la sociedad.

Ahora, si por ventura antes de ser detenido, algunas y algunos ciudadanos de este mundo me creyeran, ya fuera por indiferencia o por simple ignorancia, y lograra yo conformar una organización poderosa para llevar a cabo mis deseos y los de mi dios y para ello me aliara con los países más poderosos del mundo, que se interesarían por mi negocio, con la mira puesta en los beneficios que el control de dicho territorio pudiera significarles y desarrollara una invasión despiadada y arrasara con todo, con la complacencia y el silencio cómplice de los gobiernos del mundo, si todo eso pasara, nos encontraríamos con un caso similar, por no decir idéntico, al del Israel de hoy.

Claro está, seguramente nos encontraríamos con la resistencia de ese pueblo que desarrollaría todas las formas de lucha para enfrentar a esta demostración de soberbia y fuerza descontrolada en virtud de un engaño original que solo es comparable con la esquizofrenia. Pero yo y mis aliados habríamos desarrollado toda una maquinaria de desinformación mundial que sería capaz de acallar cualquier intento de la sociedad por llevar la verdad al mundo entero y podría yo seguir actuando en la más completa inmunidad.

Por supuesto, este engaño daría pauta para el surgimiento de otros engaños similares y más de alguien podría llegar a pensar que bienaventurados son los pobres y que tienen hambre y sed de justicia y que ellos serán beneficiados o saciados después de muertos si creen en otros dioses y aceptan con resignación su suerte en este mundo de locos; y otros llegarían a plantear que alguna guerra, por justa que pueda parecer, pudiera llegar a ser santa y que pueden haber bombardeos humanitarios y que las vidas humanas perdidas pueden llegar a ser daños colaterales o errores no intencionados.
Claro está, la esquizofrenia es una de las enfermedades mentales más serias que hoy conocemos y ocasiona una gran perturbación en las relaciones sociales de las personas que la sufren. Tiene tendencia a evolucionar hacia la cronicidad y no existe un tratamiento curativo en la actualidad, lográndose únicamente una remisión de los síntomas con el uso de antipsicóticos. Claramente hace 5000, 2006 y 1400 años, nadie la conocía y parece que la tardanza en descubrirla nos tiene prisioneros de una de las páginas más negras de la historia de la humanidad.
Los relatos que elaboran quienes padecen esta enfermedad pueden no ser confiables porque se detectan incongruencias que nadie es capaz de aclarar y en el curso de pensamiento pueden encontrarse las clásicas disgregaciones que son el resultado de incoherencias en las ideas. En el contenido del pensamiento se encuentran las ideas delirantes, que pueden ser de tipo paranoide, místico, religioso, de grandeza, de influencia extraña, de despersonalización o de desrealización.
Pero lo más dramático es cuando la esquizofrenia comienza a apoderarse de parte importante de una sociedad que cree que la injusticia termina siendo lo justo y comienza lo sano a parecer enfermo y disruptivo mientras lo enfermo, comienza a establecerse como lo sano y lo normal.

Hoy vemos a una sociedad completa que está enferma de odio y cegada por una ideología que ha provocado tal alteración de la realidad en sus entrañas y en sus cabezas; que violando a diario los más elementales derechos humanos del pueblo palestino sobre el cual han edificado su proyecto, supuestamente divino, se sienten víctimas.

Hoy asistimos a un discurso absolutamente esquizofrénico que ha reinventado la historia poniendo el inicio de la misma en el lugar que a ellos acomoda para justificar lo injustificable. Tratando de convencer al mundo que el culpable de todo es el terrorismo palestino y no una ocupación ilegal que dura más de 40 años y que ha mostrado un desprecio absoluto por el derecho internacional y por los más básicos derechos humanos y sin embargo, se sienten víctimas.

Hoy asistimos también a una comunidad universal que grita y rechaza tajantemente los atentados suicidas de los palestinos o el discurso fundamentalista de algunos musulmanes, o el programa nuclear de norcorea y de Iran pero que aplaude y tolera de manera cómplice los asesinatos de familias enteras y el castigo colectivo sobre un pueblo completo solo porque algunos de sus miembros han decidido resistir una injusticia sin igual en la historia contemporánea, solo comparable con el apharteid sudafricano o con el nazismo que bajo premisas similares a las utilizadas por los israelíes se arrogó el derecho de matar a los antepasados de los criminales de hoy.

Esa misma comunidad no hace nada cuando los países poderosos y algunos otros como Israel desarrollan sus armas de destrucción masiva, cuando mienten y cuando se arrogan el derecho a juzgar al mundo entero desde sus cómodos escritorios, en nombre de dios, algunas vírgenes y la libertad.

Claro está que mientras esta situación de esquizofrenia colectiva y este apego a dioses y discursos ideológicos continué como mínimo común denominador del pensamiento contemporáneo; mientras sigamos creyendo que la injustita es un regalo divino o que la guerra puede ser santa; no habrá posibilidad de hablar de paz justa y duradera ni en Palestina ni en cualquier parte del mundo, pues condición sine qua non para ella será que los pueblos abandonen esos discursos que en 5000 años de historia solo han generado muerte y destrucción. Mientras alguien crea que algún dios puede haber puesto los bienes en la tierra solo para un puñado de hombres y mujeres mientras los otros se debaten entre la pobreza, la desesperanza y la miseria no serán posibles ni las patrias inclusivas ni los mundos mejores para todos y para todas.

Mientras perdure la incapacidad de entendernos y mirarnos como iguales, depositarios del mismo derecho a vivir en paz, en la tierra que nos vio nacer a nosotros y a nuestros padres y mientras sigamos educando a las futuras generaciones en la mentira y en el dio hacia lo distinto, como una forma de ignorancia que provoca temor y que convierte a este mismo temor en el poder detrás del poder, seguiremos esperando quizá 5000 años más de enfrentamientos económicos expresados en forma de odios religiosos o falsas ideologías que se seguirán negando a ver las causas de los problemas mientras atienden rentablemente solo a los síntomas.

abril 28, 2006

PALESTINA Y LA HIPOCRESÍA MUNDIAL.

Si la hipocresía constituyera un delito, los más grandes líderes mundiales estarían sin duda prisioneros. Y los líderes de Israel estarían condenados a cadena perpetua. Hoy son las elecciones en Israel y todos los candidatos se han mostrado inflexibles ante el nuevo escenario creado por las elecciones palestinas, pero será, sin duda, con ese escenario, con el que tendrán que lidiar, si es que quieren, verdaderamente, lograr una paz justa y duradera para la región.

Luego del triunfo de Hammas en las elecciones legislativas palestinas, triunfo que los mismos israelíes pavimentaron con sus sistemáticas y flagrantes violaciones a los derechos humanos palestinos y el biocot permanente a los acuerdos suscritos entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina, se han negado a dialogar con el nuevo gobierno con el pretexto de que éste no reconoce el derecho de Israel a existir y es un gobierno compuesto por terroristas.

Independiente de la posición de cada cual frente a Hammas, a su amplio y democrático tirunfo en las elecciones palestinas de Enero y a la justa lucha de liberación nacional que hoy encabeza, parece que los líderes de Israel se han olvidado que los palestinos han tenido que lidiar durante mas de 50 años con gobiernos israelíes conformados íntegramente por terroristas, que jamás han reconocido el derecho a existir del pueblo palestino y que han desarrollado una política de exterminio físico y político del pueblo palestino, matando indiscriminadamente a civiles inocentes, violando sus derechos más fundamenales, confiscando sus tierras y edificaciones, asesinando a sus líderes y convirtiendo a los palestinos en extranjeros en su propia tierra mientras convertían en ciudadanos de plenos derechos a miles de ciudadanos de todos los países del mundo cuya única característica común era la fe judía. Basta con recordar a Golda Meir, a Menachen Beguin, a Ariel Sharon, a Ehud barak y a tantos otros que califican para el libro de los terroristas más grandes de la historia de la humanidad sin hacer ningun esfuerzo.

Hoy llaman al legislativo palestino a reconocer a israel y a implementar la Hoja de Ruta que ellos mismos sepultaron, luego de que asesinaran política y físicamente a Arafat, su único socio en el proceso de paz. Hoy llaman a Hamas a abandonar el terrorismo mientras continuan con su política de asesinatos selectivos, con las masacres de civiles inocentes, con la construcción del muro del apharteid y con la ampliación de algunos asentamientos.

El ingreso a la cárcel de jericó y el secuestro de los líderes palestinos del FPLP por parte de las fuerzas de Israel, demuestran las verdaderas intenciones de israel y EEUU y sus ansias de empujar al pueblo palestino a una guerra civil y a la desesperación.

Como si fuera poco, han anunciado que se aprestan a definir unilateralmente las fronteras de Israel abarcando más del 20% de los territorios ocupados que, en total, representan no más de 20% de los territorios de la Palestina Histórica.

Mientas tanto, la comunidad internacional se prepara para convertirse en caja de resonancia de la posición israelí, cortando la ayuda al gobierno palestino para intentar ahogarlo mediante el sufrimiento de su pueblo, como una forma de castigar el hecho de que la democracia, la misma democracia que ellos mismos dicen promover, arrojara resultados distintos a los que ellos esperaban.

Paralelamente EEUU prepara el ambiente internacional para atacar a Iran acusándolo, sin pruebas por supuesto, de los peores delitos contra la humanidad, llegando incluso a designarlo como el Banco Central del terrorismo internacional. Una vez más tenemos al ladrón, detrás del juez.

Esa misma comunidad que valida mediante su silencio y su actitud la ocupación de Irak; esa misma comunidad que legitimó el golpe de estado en Haiti; esa misma comunidad que no dijo nada mientras morían miles de musulmanes en los balcanes; esa misma comunidad que hoy amenaza a Iran con la guerra para que no produzca armas atómicas, pero que no está dispuesta a destruir las propias; todo en nombre de la libertad y la democracia, no es capaz de exigirle a Israel que renuncie a sus armas de destrucción masiva; tampoco es capaz de exigirle a Israel que cumpla las resoluciones de la ONU que hace más de 40 años exigen el retiro incondicional de los territorios ocupados y mucho menos está dispuesta, como en otras ocasiones, a imponer sanciones económicas y bloqueos aéreos en respuesta a las sistemáticas y constantes violaciones a los derechos humanos que Israel comete a diario.

En este escenario resulta absolutamente improbable que pueda alcanzarse una paz justa y duradera en la región, sobretodo si destacamos que lo que es bueno y aceptable para EEUU e Israel no resulta aceptable para los palestinos. Así las cosas, mientras sean los gobiernos de Israel y EEUU los que definan unilateralmente quiénes son terroristas, quiénes democratas y quiénes socios confiables para la paz, no existirá ninguna posibilidad de avanzar en el logro de unapaz justa y duradera en la región.

Muy por el contrario, si existe un real interés en avanzar hacia la paz, todos deberán hacer los esfuerzos necesarios para dialogar con los actores que cada pueblo escoja libremente para representar sus intereses y deberán dejar de lado la historia de muchos de ellos y estar dispuestos a escribir una nueva etapa en las realciones entre ambos pueblos.

Esta nueva etapa solo podrá escribirse en una hoja en blanco, dejando a los dioses y sus promesas de lado, sin preguntas ni recriminaciones, con un diálogo entre iguales basado en un solo hecho indesmentible, el futuro en común al cual ambos pueblos están condenados.

abril 07, 2006

FRANCIA Y LA FLEXIBILIDAD LABORAL.

El mundo entero mira con atención los acontecimientos de los últimos días en Francia. El tema central pareciera ser la polémica Ley conocida como CPE (Contrato de Primer Empleo), con la que el gobierno francés pretende combatir el desempleo juvenil con la vieja y fracasada receta del consenso de Washington, que plantea exacerbar la flexibilidad laboral para abaratar el costo de la mano de obra de los trabajadores más jóvenes, que en virtud, supuestamente de sus menores responsabilidades sociales, pueden, según los defensores del modelo, subvencionar a los empresarios para que ellos aseguren mayores utilidades y asi promiver el gasto y el ahorro de los que más tienen.

Como la misma ley plantea, la preocupación no es promover el empleo digno, sino que exactamente lo contrario, para que los empresarios no paguen nada por despedir sin justificación a los jóvenes de hata 26 años y así tengan la posibilidad de obtener mayor cantidad de mano de obra a menor precio, resguardando siempre su nivel deseado de utilidad.

Ahora bien, el tremendo rechazo que esta nuevo intento por llevar a Francia hacia el consenso neoliberal reinante en los países industrializados puede ser visto de dos maneras completamente distintas.

La primera de ellas, planteada por los partidarios del neoliberalismo, lo ve como una incapacidad del viejo estado frances, con toda su inercia y su anquilosamiento, de imponerle a las masas, la doctrina del pensamiento único proveniente desde Chicago, que en el resto del mundo y principalmente en América latina se impuso a sangre y a fuego por las dictaduras militares impuestas por EEUU en el continente.

La segunda, planteada por el mundo progresista y por los protagonistas de las protestas que hoy hacentemblar al obierno francés, orgullosos de su sociedad laica y repleta de valores realmente humanistas, que es capaz de poner por encima de las utilidades de las grandes empresas, la calidad de vida y el derecho al trabajo de los hombres y mujeres del mundo, lo ve como la respuesta de una sociedad madura y completamente consciente de la necesidad de poner al centro de la discusión la felicidad humana y no la reproducción del capital y la cumulación de la riqueza.

Esta sociedad fiel a los valores superiores de libertad, igualdad, y fraternidad que ha venido construyendo desde la Revolución Francesa y que le ha significado un desarrollo humano al que ni en sueños pueden aspirar quienes siguen al pie de la letra las recetas del imperio, ha puesto un límite a la sobreideologización de las cúpulaspolíticas francesas, que sin importar lo que piensa la sociedad civil, hantratado de imponer cambios en el sentido del modelo neoliberal.

Así las cosas, este fracaso de los administradores del modelo francés en su intento por renunciar a la rica tradición del humanismo laico, no implica solamente un rechazo a la flexibilidad laboral. No se trata del rechazo a una ley que busca atender los síntomas sin atacar el problema. Se trata de una respuesta al intento desesperado de un gobierno con un proyecto de sociedad contrapuesto al deseo de sus electores, por imponer un modelo que no es reflejo de los intereses de los franceses, quienes no se han resignado a los designios del destino neoliberal que cree tenazmenete que lo único que importa son las cifras de la economía y su comparación con las otras.

Y lo más alentador y digno de imitación ha sido, precisamente, la tranversalidad de este rechazo que ha logrado unir a los trabajadores jóvenes y viejos, a los estudiantes universitarios y secundarios, a los transportistas y a los defensores del medio ambiente y amuchos otros grupos que no están directamente afectados.

Esa transversalidad es, sin duda, la demostración más elocuente de que es la posición de la sociedad francesa y no una defensa corporativa de algun grupo de interés particular. Una gran demostración de la solidaridad y la fraternidad que mueve a la sociedad francesa y que la caracteriza en sus sólidos cimientos y una gran enseñanza a todos quienes en Chile, mi país, solo gritan cuando el modelo les toca el bolsillo o algun interés particular.

febrero 13, 2006

PALESTINA: ENTENDER LAS CAUSAS DEL NUEVO ESCENARIO PARA MIRAR EL FUTURO.

1. Introducción.

Mucho se ha hablado acerca del inesperado triunfo de Hammás en las elecciones Palestinas. Incluso algunos representantes de gobiernos occidentales, que son amigos de la democracia sólo cuando ganan ellos o sus amigos, han manifestado que no colaboraran de ninguna manera con un gobierno controlado por los fundamentalistas, por ser estos, según sus selectivos e hipócritas parámetros de medida, una organización terrorista.
Incluso Israel, Estados Unidos y algunos países de Europa se han adelantado a poner condiciones para seguir “conversando” y “colaborando” con el gobierno que surgirá del nuevo escenario político palestino y todos los involucrados, directa o indirectamente, se ponen a la defensiva, sin siquiera analizar seriamente los hechos, ni asumir las responsabilidades que les caben en el desarrollo de los acontecimientos.
Para mí, tanto la política de Al-Fatah como la de Hammás son contraproducentes y negativas para la causa palestina, pero el apoyo a Al-Fatah y a Hammás, es mayoritario, legítimo y democrático. Personalmente preferiría que los palestinos votasen mayoritariamente al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), al Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) o a cualquier corriente verdaderamente de izquierda, guiada por tendencias racionalistas y con claridad acerca de donde se ubica el verdadero enemigo, pero todos los votos, en este caso, son votos del pueblo palestino al propio pueblo palestino y así debemos interpretarlos, respetarlos y apoyarlos.
Sin embargo, quienes guiamos nuestros pensamientos y acciones sobre el camino que señala la razón y el humanismo de izquierda, soñamos con el establecimiento en Palestina de un Estado laico y democrático, sin discriminación de raza, color ni religión, que no cometa los mismos errores ni horrores de los sionistas y que aspire a construir una sociedad justa para todos y todas.
En síntesis, un estado para todos los judíos, cristianos, musulmanes, agnósticos y ateos que quieran vivir y luchar por una Palestina de estas características. Por lo mismo, no puede ser motivo de tranquilidad un triunfo tan aplastante de Hammás, que se asimila ideológicamente a la UDI y al Opus Dei en el mundo cristiano y en Chile en particular, como variante de un fundamentalismo religioso y político capaz de cualquier cosa por conseguir sus objetivos y defender los privilegios de unos pocos “hombres de dios” llamados a realizar en la tierra el “plan de dios”.
A pesar de esto, una comprensión más profunda de cómo se ha llegado a este momento, nos debe hacer valorar y respetar este pequeño terremoto político, como una etapa necesaria de vivir para poder avanzar hacia una paz justa y duradera en el Medio Oriente y hacia una sociedad más justa y solidaria a nivel mundial. Además, nos debe permitir sacar las conclusiones necesarias para avanzar en la reconstrucción y la consolidación de la alternativa de izquierda en Palestina, en Israel y en todo el mundo.
Mediante el presente texto, me propongo aportar una visión acerca de las causas más profundas que pueden explicar este fenómeno político, con el objetivo de que cada lector saque sus propias conclusiones.
2. La Política Israelí y su Aval Norteamericano.
La primera causa fundamental del aplastante triunfo de Hammás en las recientes elecciones palestinas, es la política de anexión de territorios sumada a la de exterminio físico y político del pueblo palestino que vienen desarrollando los israelíes hace ya varias décadas, con el apoyo irrestricto de los gobiernos norteamericanos y el silencio cómplice de gran parte de la comunidad internacional.
Esta política ha ido desde las masacres y los castigos colectivos propios del terrorismo de estado hasta el boicot sistemático de cualquier iniciativa de paz, buscando ganar tiempo para avanzar en la judaización de los territorios ocupados, por una parte y en la precarización de la calidad de vida del pueblo palestino, por otra.
Todo esto, como una forma de consolidar el status quo, minar la moral del pueblo palestino, destruir a su liderazgo y hacer cada vez más difíciles de revertir los hechos consumados y realizar los cambios necesarios para conducir hacia el establecimiento de una paz justa y duradera en la región.
Las últimas expresiones de esta política sistemática que lleva ya más de 50 años, fueron dos hitos relevantes en la configuración del ánimo palestino que llevó al triunfo a Hammás: · El asesinato político y físico de Arafat[1], que murió en su Cuartel General, luego de tres años de un bloqueo inhumano y sin fundamentos, cuando era el único socio viable de Israelíes y norteamericanos, en un proceso de paz hecho a su medida[2]; · Y el encarcelamiento y los asesinatos selectivos de importantes dirigentes palestinos de oposición, especialmente del Hammás, de los cuales posee una importancia vital el del Jeque Ahmed Yassin que, paralizado en su silla de ruedas, ciego y cercano a los 80 años, no constituía ninguna amenaza real para un Estado que cuando decidió eliminarlo, no estaba pensando en hacer un aporte a la paz ni al desarrollo de las visiones más moderadas entre los palestinos.
Así las cosas, es esta política basada en la soberbia y la arrogancia que genera una supuesta supremacía militar, con bombas atómicas y armas “inteligentes” y de destrucción masiva incluidas, la que ha terminado por colmar a los palestinos, asestando de paso un duro golpe a quienes, desde la arena palestina, apostaron al entendimiento y al diálogo con el ala derechista de la sociedad israelí, aceptando las condiciones impuestas por el enemigo en épocas de debilidad.
De hecho, resulta absolutamente falso que nadie hubiera previsto el triunfo de Hammás cuando es la consecuencia más lógica de 57 años de ocupación, con violaciones sistemáticas y masivas de los derechos humanos, a lo que debemos sumar el bloqueo de un proceso de paz que luego de 12 años no ha significado ningún avance real para los palestinos, ni en la restitución de sus derechos nacionales inalienables, ni en el mejoramiento de su calidad de vida.
Quizá sea bueno recordar además, para terminar este punto, que Hammas nace y se fortalece bajo el alero y la mirada complaciente de los gobiernos de EEUU e Israel en la década de los 80, cuando ambos países hacían esfuerzos increíbles por debilitar y poner en tela de juicio a la OLP como único y legítimo representante del pueblo palestino.
En ese escenario, nada resultaba mejor que potenciar a un movimiento que no reconocía a la OLP como único y legítimo representante del Pueblo Palestino y que se alojaba en los territorios ocupados, a diferencia de la OLP que tenía todas sus bases militares en los países árabes, y el eje central de la toma de decisiones, en Túnez, fuera y lejos de la patria.
3. El Autoritarismo y la Ineptitud del Gobierno Palestino.
Un segundo elemento a considerar en el análisis, es la forma en que Al Fatah se ha relacionado con el resto de las organizaciones palestinas, tanto con las que formaban parte de OLP antes del surgimiento de la Autoridad Nacional Palestina, como con aquellas que nunca fueron parte de la organización desde su nacimiento, como Hammás.
No es mi intención desconocer la importancia y el rol fundamental que durante mucho tiempo jugó el liderazgo palestino de Al fatah, con Arafat a su cabeza, pero si me parece imprescindible poner en su justa medida sus logros y fracasos, para no volver a repetir los mismos errores que tienen al pueblo palestino en la situación actual.
En este punto, es importante recordar que Al-Fatah, ha dirigido de manera autoritaria, sin contrapeso ni fiscalización de ningún tipo, los destinos del pueblo palestino en los últimos 37 años, haciendo gala de una incapacidad absoluta para integrar al resto del pueblo palestino organizado, ni a la toma de decisiones, ni al diseño de los objetivos políticos de cada etapa de lucha de la causa palestina; ni a las estructuras de gobierno y representación palestina a lo largo del mundo, lo que lejos de generar la tan necesaria unidad nacional de la diáspora palestina, generó un liderazgo hermético, distante de los otros partidos de la OLP y de su pueblo.
No se puede olvidar que en los últimos años de la década de los 80´s, Al Fatah hizo todo lo posible por debilitar al Comando Nacional Unificado de la primera intifada o levantamiento popular, que incluía a Hammás, porque le restaba peso político al liderazgo que la OLP intentaba ejercer desde afuera de los territorios ocupados y que no siempre coincidía con la opinión política de los palestinos del interior que habían construido un comando democrático, paritario e integrador de todas las fuerzas políticas organizadas.
Tampoco se puede olvidar el rol que jugó durante las negociaciones de Madrid, luego de la primera guerra del golfo, cuando el presidente Arafat se las arregló para desarrollar un proceso secreto y paralelo, que le permitiera reposicionarse al interior del pueblo palestino, que ya recibía como héroes a los negociadores palestinos, cada vez que volvían a los territorios ocupados, destruyendo un proceso que, a pesar de su estancamiento y de todos sus errores de nacimiento, venía instalando a nivel mundial la necesidad de respetar los derechos nacionales inalienables del pueblo palestino.[3]
Esta actitud permanente hizo que Arafat y Al Fatah, a pesar de su rol indiscutible y formidable en el desarrollo y fortalecimiento de la causa palestina a nivel mundial, comenzaran a quedarse solos y a perder el respaldo de su pueblo desde hace mucho tiempo, abandonados al final, también por sus “socios para la Paz” que los traicionaron y los desgastaron hasta que ya no les sirvieran.
De hecho, Arafat terminó sus días rodeado sólo de quienes compartían su poder y sus privilegios de manera ciega y complaciente. Solamente demoró su aislamiento las expectativas que el proceso de Oslo generó en los palestinos al comienzo, cuando aun era percibido como una oportunidad.
Por último, a todo el autoritarismo y la falta de democracia al interior del gobierno palestino, se le sumaron dos elementos que siempre acompañan a este tipo de liderazgo cuando se convierten en gobierno: La corrupción y la ineptitud. En los pocos años de vida de la Autoridad Nacional, los palestinos fueron testigos impotentes de cómo los cercanos a Arafat y a la cúpula de Al fatah malversaban los fondos que el gobierno palestino recibía para ir en ayuda de su pueblo. No pocos fueron los que se enriquecieron a costa de los sufrimientos de quienes confiaban ciegamente en ellos y muchos vieron como los más capaces para las tareas de gobierno eran desplazados por gente inepta pero cuya “lealtad política” y ansias de poder y riquezas eran más grande que su amor a Palestina.
Todo esto pavimentó el triunfo de los fundamentalistas que, además de ser reconocidos por sus redes de apoyo social al pueblo palestino son vistos como absolutamente honestos y consecuentes.
4. La Ausencia de Una Oposición Palestina de Corte Racional y de Izquierda.
Por último, un tercer elemento que es necesario apuntar para mejor comprender las causas del triunfo de los fundamentalistas islámicos en las últimas elecciones, es la ausencia en la arena política palestina, de una izquierda fuerte y capaz de oponer resistencia y ofrecer una alternativa racional y viable a la política de Al Fatah.
Desde los tiempos de la OLP, los partidos de izquierda, no supieron poner un límite claro a la resignación que siempre mostraron hacia el autoritarismo de Al Fatah. Y en virtud de la tan manoseada unidad nacional, terminaron apareciendo como cómplices, debido a su silencio, a la falta de una crítica más contundente y a su permanencia en la OLP en momentos clave, de una política sin destino impulsada por el liderazgo palestino de la época, que estaba más interesado en mantener su poder, que en lograr la unidad real de las fuerzas palestinas para aumentar su verdadera fuerza en el contexto internacional.
Estas organizaciones entraron en una crisis profunda con la firma de los Acuerdos de Oslo, ya que el surgimiento de la Autoridad Nacional Palestina tuvo consecuencias nefastas para ellas en los aspectos políticos y económicos. Por una parte, dejaron de ser interlocutores válidos para los amigos de la causa palestina y dejaron de percibir la ayuda y el apoyo internacional que les permitía reproducir sus estructuras y su existencia política, porque toda la ayuda de los palestinos de la diáspora y de los países y gobiernos amigos se canalizó, desde ese momento, exclusivamente, mediante la Autoridad Palestina que monopolizó el poder, la ayuda y la decisión política palestina.
La izquierda se replegó hasta casi desaparecer, con el único objetivo de sobrevivir y con el desafío, aun vigente, de reconstruir una fuerza propia que les permitiera reaparecer en la arena política como una alternativa real, dejando un terreno fértil las posiciones más comprometidas con los principios históricos de la causa nacional palestina.
Cabe destacar en este punto que algo similar pasa en la arena política israelí en donde las fuerzas de izquierda, capaces de mirar el conflicto liberados de una visión teológica del mundo y de la perspectiva de dominación de clase, tampoco tienen la fuerza suficiente para incidir, como un actor relevante, en la política israelí.
5. Hammás, única alternativa hoy.
Con todos estos elementos, no resulta raro, como algunos lo plantean, que el pueblo palestino, incluidos los antiguos seguidores de la izquierda palestina, desplazaran sus preferencias hacia el fundamentalismo islámico.
Ello, porque además de todo lo anterior, ha sido la única fuerza que ha logrado poner en jaque la supuesta supremacía militar israelí con sus atentados contra la ocupación militar y contra los civiles que la sustentan, elevando significativamente para Israel el costo social y político de mantener la ocupación militar de Palestina.
Y no se trata aquí de defender una política que mirada desde cualquier punto de vista racional es inaceptable, pero que lamentablemente ha sido validada ampliamente por los mismos israelíes y norteamericanos, que se apresuran a incluir a Hammás en las listas de organizaciones terroristas del mundo mientras desarrollan los más brutales actos de terrorismo de Estado y violaciones sistemáticas a los derechos humanos, con un desprecio absoluto por la vida y los derechos humanos de miles de personas, para imponer en el mundo sus dictados y defender a cualquier costo sus intereses económicos y su control sobre los recursos naturales del mundo árabe. Así Occidente e Israel han demostrado no ser amantes de La Vida sino que de sus vidas que es abolutamente distinto.
Además, como si esto fuera poco, Hammás ha sabido contribuir de manera efectiva, al mejoramiento de la calidad de vida de los palestinos en los territorios ocupados, con una red de asistencia y bienestar social que ni el mismo gobierno palestino, con toda la infraestructura de un gobierno y con la ayuda económica y política de occidente ha podido construir.
A esto se suma la imagen que Hammás y sus líderes poseen en cuanto a honestidad, consecuencia y compromiso a toda prueba, características que Al Fatah dejó de tener hace ya rato.
6. Entender el pasado para mirar el futuro.
Así las cosas, el gran apoyo que hammás ha recibido en las últimas elecciones legislativas palestinas debe ser entendido como un castigo a las políticas israelíes y norteamericanas para con el pueblo palestino, como un castigo a Al Fatah, por su soberbia, su entreguismo egoísta y por la corrupción generalizada que amparó desde la Autoridad Nacional Palestina; como un castigo, de paso, a la Izquierda Palestina por su incapacidad de reponerse a la crisis desatada con la firma de los acuerdos del 93; por su desvinculación con las masas y por no ofrecer una alternativa a la política del Al Fatah.
Como un castigo, en síntesis, a todos quienes han avalado, por acción u omisión, luego de más de 40 años de ocupación ilegal, un proceso de paz que en 12 años solo ha significado para los palestinos; una mayor represión, tanto de Israel como del gobierno palestino que ha perseguido y encarcelado a numerosos compatriotas cuyo único delito es luchar contra la ocupación; y una consolidación de la injusticia, sin ningún avance concreto en cuanto a sus libertades políticas, al respeto a sus derechos humanos y nacionales y a su calidad de vida, con el silencio cómplice de la comunidad internacional.
Todo lo anterior no implica que entorpezcan las tratativas de paz en términos generales, como lo han querido plantear algunas voces interesadas en prolongar el status quo. El actual cuadro político solo entorpece cualquier proceso de paz, como la hoja de ruta, que solo ponga al centro de la discusión los intereses de Israel y Estados Unidos; sin considerar, con la seriedad y la profundidad adecuada, los derechos inalienables del pueblo palestino.
Es decir, en los próximos años es posible alcanzar una paz justa y duradera para la región si es que los Israelíes y los norteamericanos se allanan a ello y abandonan la posición soberbia e hipócrita de las últimas décadas.
Lo que, claramente, no será posible en este período, es imponer a los palestinos un plan de paz unilateral que solo atienda las necesidades, las expectativas y los sueños de Israel y de sus aliados.
Tampoco implica que de aquí en adelante tendrá más relevancia la vía armada que las negociaciones de paz en la búsqueda de una solución permanente al conflicto palestino israelí o que se multiplicarán los atentados a civiles, ya que el hecho de que Hammas haya optado por ir al parlamento significa, ni más ni menos, que están dispuestos a utilizar todas las formas de lucha para conseguir los objetivos nacionales del pueblo palestino.
Significa que el pueblo palestino ha aprehendido de sus enemigos, que golpean mientras conversan y conversan mientras golpean, tal como lo hiciera el Congreso Nacional Africano cuando decidió comenzar a negociar el desmantelamiento del sistema del Apharteid Sudafricano, planteando que se sentarían a la mesa como si no hubiera lucha armada, pero seguirían utilizando la vía armada como si no hubiera negociaciones.
Ahora bien, si uno observa lo que han hecho Estados Unidos e Israel en los últimos 12 años de “negociaciones”, comprende que quizá sea ese el escenario que occidente le ha impuesto al pueblo Palestino para negociar de verdad y poder avanzar realmente hacia una paz justa y duradera en la región.
Ya hemos aprendido, en 12 años de espera, que las negociaciones sin ningún tipo de presión no dan resultado y que no es correcto sentarse a una mesa de negociaciones, desarmados, frente a un enemigo sin escrúpulos ni respeto para con el derecho internacional, que te sigue avasallando con uno de los ejércitos más potentes del mundo, con apoyo directo o indirecto de la comunidad internacional y sin respeto alguno por los derechos humanos y el derecho internacional.
Por otra parte este nuevo escenario nos invita a entender que en las actuales circunstancias, reconocer a Israel no significa negar a Palestina y reconocer el derecho de los palestinos a construir su Estado, mucho menos, negar el derecho de Israel a existir. Eso es como reducir el conflicto a la discusión teológica de si dios le regaló esa tierra a algún pueblo o si ese dios no es el verdadero y es el dios de los musulmanes el que dice la verdad. Esa es una discusión que no se va a resolver ni en 5000 años más y que no tiene sentido ni destino.
El actual escenario nos impone superar los discursos teológicos y atrevernos a reinventar el concepto de la paz que requerimos y necesitamos. Nos impone el desafío de mirar el futuro entendiéndonos como iguales, apostando a construir un estado binacional en donde convivan sin ninguna discriminación todos los cristianos, judíos, musulmanes, agnósticos y ateos que quieran vivir en y luchar por una nación Palestina-Israelí de carácter laico, democrático, con justicia social y respeto por los derechos humanos.
Para ello va a ser fundamental que en la sociedad israelí y en la palestina, se fortalezcan los discursos y las posiciones de izquierda, humanistas y laicas, cosa que por ahora, se ve realmente difícil pero que en el futuro, sin duda, será una realidad.
[1] Independiente de las razones médicas que puedan explicar la muerte de Arafat, su deceso fue causado por las circunstancias en que lo dejaron israelíes y norteamericanos el día en que lo encerraron en un proceso de paz que nació muerto porque solo consideraba los intereses de los israelíes sin asumir que el principal obstáculo para la paz es la ocupación israelí y que la violencia es fruto de ella y de la frustración acumulada del pueblo palestino y no al revés.
[2] Desde la primera firma de Los Acuerdos de Paz en Oslo el 13 de septiembre de 1993, Arafat y la OLP siempre se enmarcaron dentro de las exigencias israelí-norteamericanas para establecer el diálogo y lograr acuerdos presentándolo al interior de la arena palestina como lo único posible.
[3] Debemos recordar que Al Fatah le impuso al resto de la OLP la participación en el proceso de Madrid pese a que no consideraba ninguna de las condiciones que la misma OLP había exigido para participar en una Conferencia Internacional de Paz luego de la primera Guerra del Golfo cuando EEUU se comprometió ante el mundo a liberar primero a Kuwait y luego resolver el problema palestino.

febrero 03, 2006

PALESTINA Y EL TRIUNFO DE HAMMAS.

Estimados amigos y compañeros, deseo compartir con ustedes una entrevista otorgada al diario La Nación, por medio de la periodista Dalia Rojas, en donde entrego, de manera general, mi percepción acerca del triunfo de Hamas en las últimas elecciones legislativas en alestina realizadas el 25 de enero de 2006, que le dieron un 60% de los votos a esta agrupación fundamentalista musulmana. Pronto publicaré un artículo más extenso acerca de la Cuestión de Palestina, saludos a todos.

D.R.: ¿La victoria de Hamas, cómo y por qué entorpece las tratativas de paz? Si es que las entorpece.
D.J.:La victoria de Hamas no entorpece las tratativas de paz en términos generales. Solo entorpece cualquier proceso de paz, como la hoja de ruta, que solo ponga al centro de la discusión los intereses de Israel y Estados Unidos; sin considerar, con la seriedad y la profundidad adecuada, los derechos inalienables del pueblo palestino.
Creo, por tanto, que en este momento es posible alcanzar una paz justa y duradera para la región, si es que los Israelíes y los norteamericanos se allanan a ello y abandonan la posición soberbia e hipócrita de las últimas décadas. Lo que, claramente, no será posible en este período, es imponer a los palestinos un plan de paz unilateral que solo atienda las necesidades, las expectativas y los sueños de Israel y de sus aliados. Por último, está claro que este proceso se ha llevado a cabo con la anuencia de Al-Fatah, por lo que el resultado de la elección debe ser entendido como una bofetada para la política norteamericana, para la política del ala de extrema derecha en Israel, representada por el Likud, y para Al Fatah por el lado palestino.
En síntesis, para todos quienes sustentaron o sustentan los acuerdos que se elaboraron a espaldas del pueblo palestino entre Israel, estados Unidos y un liderazgo palestino cada vez más desprestigiado debido a su autoritarismo, a la falta de democracia real y a la corrupción generalizada que lo ha afectado desde los tiempos de la OLP.
D.R.: ¿A tu juicio, Hamas es un grupo terrorista?
D.J.: El terrorismo es un tema muy complejo de tratar debido a la hipocresía y al doble estándar con que lo trata occidente y en especial, Israel y los Estados Unidos.
Para mi algunas de las políticas de Hamas son completamente erradas e inaceptables, pero las valida la política norteamericana y la israelí. Ellos han impuesto la ley del ojo por ojo y diente por diente. Ahora bien, si aceptamos que Estados Unidos es el primer Estado terrorista de mundo, seguido de Israel, con sus políticas de exterminio físico y político y con sus armas de destrucción masiva, podemos aceptar que Hammas sea tratado como una organización terrorista.
Pero si lo que hace Estados Unidos e Israel es aceptado y avalado por la comunidad internacional, Hammas tiene todo el derecho de actuar como lo hace. Como ves el problema no es si Hamas es una organización terrorista, el problema es si nos ponemos o no todos de acuerdo acerca de lo que es el terrorismo y aplicamos las mismas reglas y sanciones para todos quienes ocupen el terror para conseguir fines políticos.
D.R.: ¿Cómo entender esta aplastante victoria? puede ser un voto de castigo por parte de los palestinos a Al Fatah por el poco avance en las negociaciones o una crítica al mal manejo de la ANP, considerando las numerosas acusaciones de corrupción al interior de la organización palestina?
D.J.: Para mi, tanto la política de Al-Fatah como la de Hamas son contraproducentes y negativas, pero el apoyo a Al-Fatah y a Hamas son legítimos y democráticos.
Personalmente preferiría que los palestinos votasen mayoritariamente al FPLP, al FDLP o a cualquier corriente verdaderamente de izquierda guiada por tendencias racionalistas y con claridad acerca de donde se ubica el verdadero enemigo, pero todos los votos, en este caso, son votos del pueblo palestino al propio pueblo palestino y así debemos interpretarlos, respetarlos y apoyarlos.
Quienes guiamos nuestros pensamientos sobre el camino que señala la razón y el humanismo de izquierda, soñamos con el establecimiento en Palestina de un Estado laico y democrático, sin discriminación de raza, color ni religión, que no cometa los mismos errores ni horrores de los sionistas.
Por lo mismo, no es motivo de tranquilidad un triunfo tan aplastante de Hamas, que como yo lo entiendo, se asimilaría ideológicamente más a la UDI y al Opus Dei como versiones cristianas de un fundamentalismo religioso y político.
Sin embargo, la comprensión profunda de cómo se ha llegado a este momento nos hace valorar y respetar este pequeño terremoto político como una etapa necesaria de vivir para poder avanzar hacia una sociedad más justa y solidaria en donde nadie sobre.
Lo más importante, en todo caso, es analizar y sacar las lecciones de este episodio y apuntar con claridad a los temas y a los actores que aparecen como los principales responsables de este episodio.
Es un poco de todo. Esta aplastante Victoria debe se interpretada como un rechazo generalizado hacia la política que ha llevado adelante Al Fatah en el plano interno Palestino, con un gobierno autoritario, excluyente y corrupto que se apoderó del gobierno palestino sin el más mínimo interés de incorporar a la toma de decisiones a importantes sectores del pueblo palestino que siempre fueron parte de la OLP y que no se sienten representados por el pensamiento único de Al Fatah.
Estos partidos, principalmente de izquierda, no supieron tampoco poner un límite claro a resignación que siempre mostraron hacia el autoritarismo de Al Fatah en virtud de la tan manoseada unidad nacional y aparecieron como cómplices, debido a su silencio y a su permanencia en la OLP, de una política sin destino impulsada por el liderazgo palestino de la época.
El pueblo palestino en general y los seguidores de estos grupos en particular, ante el debilitamiento progresivo de una oposición racional y progresista al gobierno palestino, desplazaron sus preferencias hacia el fundamentalismo castigando a Al Fatah, por su soberbia, su entreguismo egoísta y por la corrupción generalizada que amparó desde la autoridad nacional palestina; castigando, de paso, a la Izquierda Palestina por su incapacidad de reponerse de la crisis desatada con la firma de los acuerdos del 93 y por la incapacidad de ofrecer una alternativa a la política del Al Fatah.
Castigando, por último, a quienes han avalado un proceso de paz que en 12 años solo ha significado para los palestinos una mayor represión tanto de Israel como del gobierno palestino y una consolidación de la injusticia, sin ningún avance concreto en cuanto a sus libertades políticas, al respeto a sus derechos humanos y nacionales y a su calidad de vida.
D.R.: El hecho de que Hamas haya optado por ir al parlamento ¿no es acaso un indicativo de que estarían dispuestos a usar la vía política y negociar?
D.J.: El hecho de que Hamas haya optado por ir al parlamento significa que están dispuestos a utilizar todas las formas de lucha para conseguir los objetivos nacionales del pueblo palestino. Han aprehendido de sus enemigos que golpean mientras conversar y conversan mientras golpean.
Quizá sea útil recordar la postura del Congreso Nacional Africano cuando decidió comenzar a negociar el desmantelamiento del sistema del Apharteid Sudafricano, planteando que se sentarían a la mesa como si no hubiera lucha armada, pero seguirían utilizando la vía armada como si no hubiera negociaciones.
Si uno observa lo que han hecho Estados Unidos e Israel, comprende que quizá sea ese el escenario que occidente le ha impuesto al pueblo Palestino para realmente poder avanzar hacia una paz justa y duradera en la región.
Ya hemos aprendido, en 12 años de espera, que las negociaciones sin ningún tipo de presión no dan resultado y que no es correcto sentarse a una mesa de negociaciones con gobiernos como el norteamericano y el israelí, desarmados, frente a un enemigo que te sigue golpeando con uno de los ejércitos más potentes del mundo y sin respeto por nuestros niños, por nuestros ancianos, por nuestros civiles inocentes, ni mucho menos por el derecho internacional, ni por nuestros derechos.
D.R.: ¿Qué consecuencias puede tener el fin de la ayuda monetaria internacional a la causa palestina?
D.J.: La ayuda monetaria internacional no va a finalizar.
Quizá finalice la ayuda de quienes quieren controlar la decisión política palestina y esa ayuda es absolutamente prescindible. Cuando se formó la Autoridad nacional Palestina, todos los gobiernos, partidos y movimientos amigos encausaron la ayuda hacia los palestinos por medio del gobierno controlado por Al Fatah, lo que significó una disminución casi absoluta de la ayuda monetaria a los partidos de la OLP que estaban en la oposición y que antes recibían ayuda del exterior.
Esta ayuda que desapareció de un día para otro y que el Fatah, desde el gobierno palestino, nunca estuvo interesado en suplir debilitó a tal punto a la oposición que significó la casi desaparición de todos estos partidos y organizaciones que entraron en crisis y tuvieron que replegarse hasta reconstruir una fuerza propia capaz de mantenerlos con vida.
A diferencia de esos partidos, los fundamentalistas islámicos jamás han dependido de la ayuda de países occidentales, amigos de la OLP. Han logrado implementar redes impresionantes de asistencia pública y de apoyo al pueblo palestino con la ayuda desinteresada de los musulmanes esparcidos por la tierra, algo que la ANP no logró, desde la experiencia de El Líbano en la década del 70, ni con todo el apoyo oficial de los países árabes y de occidente que muchas veces condicionaron ese apoyo al tipo de decisiones políticas que tomaba la OLP, lo que la debilitó aún más en su rol de gobierno palestino.
No veo por qué hoy día eso podría cambiar.
Hamas tiene formas de financiamiento autónomas y que no están mediadas por la corrupción que se daba en el interior del gobierno palestino desde los tiempos de la OLP y si los tratan de ahogar por esa vía lo único que van a conseguir es fortalecerlo más.
D.R.: En entrevista con Miguel Díaz, presidente de la Federación Palestina en Chile, él señaló que esta victoria en el parlamento era un golpe para la política norteamerica e israelí, incluso mencionó - en el mismo contexto- que en el mediano plazo se podría hablar del comienzo del fin de Israel, dada las posturas rígidas de la organización política armada ¿Estás de acuerdo?
D.J.: Comparto una parte de ese análisis, pero es importante recalcar que a las estructuras oficiales palestinas en todo el mundo han sido cómplices de la política y de los métodos de Al Fatah y les hace falta desarrollar una importante capacidad de autocrítica.
La Federación Palestina de Chile siempre se ha subordinado a los dictados de Al fatah, es cómplice en alguna medida de la bancarrota ideológica y política de la ANP y no es representativa del pensamiento de la comunidad Palestina en Chile. Comparte varias de las falencias que han terminado por debilitar a Al Fatah y han sido cómplices, también, de todos los errores de los que el pueblo palestino se cansó.
Creo que a nivel nacional al pueblo palestino le hace falta un cambio significativo del tipo y de la calidad de los liderazgos en todo el mundo.
D.R.: ¿Reconocer la existencia de Israel es reconocer la no existencia palestina necesariamente?
D.J.: No para nada. Eso es como reducir e conflicto a la discusión teológica de si dios le regaló esa tierra a algún pueblo o si ese dios no es el verdadero y es el dios de los musulmanes el que dice la verdad.
Ese tipo de discusión no se va a resolver ni en 5000 años más y no tiene sentido ni destino.
Por lo tanto, yo creo en la necesidad de superar esos discursos teológicos y atrevernos a mirar el futuro entendiéndonos como iguales, apostando a construir un estado binacional en donde convivan sin ninguna discriminación todos los cristianos, judíos, musulmanes, agnósticos y ateos que quieran vivir en y luchar por una nación Palestina-Israelí de carácter laico, democrático, con justicia social y respeto por los derechos humanos.
Para ello va a ser fundamental que en la sociedad israelí y en la palestina, se fortalezcan los discursos y las posiciones de izquierda, humanistas y laicas, cosa que por ahora, se ve difícil de materializar pero que en el futuro será una realidad.
D.R.: Y cómo observas tú a la comunidad Palestina en torno a los acontecimientos en Palestina ¿está dividida en torno al nuevo liderazgo?

D.J.: Por supuesto que sí. Ningún pueblo en el mundo tiene una opinión única frente a sus liderazgos, la discusión que hay que dar es si esos liderazgos son realmente democráticos, participativos, integradores, abiertos a la crítica y a la autocrítica o si siguen pensando un mundo árabe solo con dioses, profetas y caudillos, que nunca se equivocan hasta que se mueren y son reemplazados por otros igual de soberbios y autoritarios que se creen dueños de la decisión y del alma del pueblo palestino.

enero 15, 2006

ES CHAVEZ UN DICTADOR.

Estimados Amigos y amigas, compañeros y compañeras, quisiera ocupar esta tribuna para manifestar mi desacuerdo con las declaraciones emitidas por la Sra. Marisol Garrido, supuesta presidenta de los venezolanos en Chile, con respecto al proceso venezolano y a su presidente, ciudadano Hugo Chávez Frías, y de paso, compartir con mis compatriotas algunas observaciones sobre el mismo para su reflexión.

Lo primero que quisiera discutir es acerca de la condición de dictador que la mentada dirigenta le asigna a Chávez. Es cierto Chávez alguna vez pretendió dar un Golpe de Estado y eso no es justificable, por pero de ahi a decir que Chavez, hoy, es un dictador, me hace pensar en que la dirigenta tiene doble intención y menosprecia la experiencia y la memoria de muchos chilenos que sabemos perfectamente lo que es un dictador.

Al respecto quisiera plantear algunas diferencias conceptuales acerca de lo que ella y yo pensamos que son los dictadores:

1. Según mis conocimientos un dictador es quien llega al poder mediante mecanismos antidemocráticos y que yo sepa, Chávez llegó al poder en Venezuela mediante el voto popular que lo ratificó en dos oportunidades como el presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Por lo tanto si Chávez es un Dictador, Lagos, Lula y Kirchner, por dar algunos nombres, también lo serían.

2. Los dictadores derogan las constituciones democráticas y escriben constituciones a su medida entre gallos y medianoches como sucedió en Chile, sin la participación más que de sus asesores. Luego las “validan” en sendos fraudes electorales como el que hoy pretende imponer en Venezuela la derecha, que es democrática mientras gane las elecciones, pero que hacen votar o firmar hasta a los muertos cuando las pierden. Si alguien en Chile perdió la memoria, les recuerdo que para la aprobación de la constitución del dictador en 1980, no existían ni registros electorales y votaron varias veces hasta los muertos. A este respecto es útil recordar que Chávez convocó a una Asamblea Constituyente que, representativa de todos los sectores sociales, dio cuerpo a una constitución que luego fue aprobada por mas del 60 % de los venezolanos.

3. Las firmas que recolectó la derecha, no han sido vetadas por Chávez sino que por un organismo constitucional que en reiteradas ocasiones advirtió acerca de la necesidad de que las inscripciones y las firmas fueran escritas por las propias manos de quienes apoyaban el referéndum revocatorio. Llama la atención que antes del veredicto la oposición haya llamado en reiteradas ocasiones a respetar las decisiones del CNE y que luego de que esta no les fue favorable, hayan liberado toda su histeria golpista denunciando al CNE como irregular. Esto recuerda a las elecciones de 1972 en donde la derecha, luego de no alcanzar la mayoría necesaria para censurar al gobierno de Allende se convenció de que el único camino era el golpe de estado y comenzaron la última fase de desestabilización con sus socios norteamericanos que los financiaron igual como hoy financian a Venezuela.

4. Ahora bien, sería bueno que la Sra. Garrido nos explicara por qué el pueblo de Venezuela se volcó a las calles a defender y rescatar de su secuestro al supuesto dictador. O todos los venezolanos tienen vocación de mártires o las cosas no son como las pinta la dirigenta. No me imagino, en Chile, al pueblo en las calles defendiendo a Pinochet. Hubiera sido de película.

5. Resulta tan evidente para el pueblo chileno que el libreto es el mismo y que en 30 años los gringos y sus agentes latinoamericanos no han aprendido nada que da risa y rabia escuchar a estos “dirigentes” hablar y criticar a Chávez.

6. De la misma manera, da risa ver a los políticos chilenos, que no han sido capaces de enjuiciar al dictador y lo han defendido a costa de la imagen internacional de chile y lo tienen viviendo a costa de los chilenos con parcela gratis y guardia personal; que mantienen con algunos “perfeccionamientos” menores según ellos, la constitución antidemocrática de Pinochet sin estar dispuestos a discutirla con los chilenos que dicen representar y mucho menos a llamar a un plebiscito para someterla a la sanción democrática de la ciudadanía. Da risa ver hablando con caros rasgos xenófobos del presidente de Venezuela con calificativos que no es digno siquiera repetir a quienes en Chile fueron a golpear la puerta de los militares para derrocar a Salvador Allende, olvidándose de que en democracia el único método para remover a las autoridades es el voto castigo.

7. Quizá el debate sería más honesto si la derecha venezolana reconociera que no son los dictadores los que les molestan, prueba de ello es la historia reciente de Chile y de América Latina. Sería más honesto si reconocieran que lo que les molesta profundamente son los proyectos emancipatorios que aspiran a una sociedad más justa y democrática para todos. Debieran reconocer que es la merma en sus privilegios de años lo que les molesta en realidad y no si Chávez es un dictador o no.

8. Antes de terminar quisiera invitar a mis compatriotas de Chile a leer la constitución venezolana vigente, a compararla con la chilena sacar, cada uno sus propias conclusiones. Pueden llevarse más de alguna sorpresa.

Por último, si Chavez es un dictador... hay que recomendarle que se venga a Chile. Aquí le regalarían un puesto en el senado con sueldo vitalicio. Le pagarían una comoda vivienda en algún sector exclusivo de nuestro país; le pondrían seguridad personal y auto a la puerta y lo dejarían decir lo que quisiera y hasta podría reírse de sus víctimas, convencido de que es un ángel enviado del cielo. Lo demás es puro cuento. Así se trata en Chile a los dictadores. No lo olvidemos

septiembre 10, 2005

SABRA Y SHATILA... PARA NO OLVIDAR

Para la mayoría de mis compatriotas los nombres de Sabra y Shatila no dicen mucho, sobre todo en nuestro país en el que durante los días en que los palestinos conmemoramos estos episodios, Chile se viste de fiesta para celebrar una año más de vida independiente en torno al 18 de Septiembre.
Es cierto, para algunos no son más que dos nombre que recuerdan una de las tantas masacres en la cual el Estado Israelí haciendo gala de su supremacía militar y de sus excelentes contactos a nivel internacional, pretendió borrar de la faz de la tierra al pueblo palestino y a su entonces única y legitima representante, la OLP.
Para otros constituyen una de las páginas más negras de la historia de la humanidad un episodio en donde el envilecimiento del ser humano escribió sus páginas más brillantes en este mundo de supuesta libertad.
A pesar de ello, para quienes deseen mantener fresca la frágil memoria de la humanidad; para quienes deseen ayudar a que episodios como éste no vuelvan a ocurrir en ninguna parte de nuestra tierra, vaya esta ayuda de memoria, teniendo siempre presente que los pueblos que olvidan su historia... están condenados a repetirla y que la persona que olvida la historia de su pueblo...renuncia para siempre a sus raíces y termina por perder su identidad.
Corría el mes de Junio del año 1982 y la situación de el Líbano era compleja. Los sirios habían Ingresado al país en 1976 con la venia del gobierno libanés para derrotar al ala progresista de la sociedad libanesa que, con la ayuda de los palestinos se estaba imponiendo en la Guerra civil que en ese país se venía gestando en virtud de una constitución antidemocrática impuesta por los franceses para asegurar la dominación cristiana y, por tanto, proclive a sus intereses, en un país de mayoría musulmana.
El triunfo sobre la izquierda libanesa, sin embargo, pasaba por la destrucción del aparato militar de la OLP el que por razones lógicas, estaba de parte de las fuerzas progresistas y revolucionarias del Líbano. Los Sirios ingresaron a EL Líbano en 1976 y meses después llevaron a cabo la masacre de Tall Al Zattar en donde miles de palestinos murieron por el simple hecho de luchar por un Líbano Árabe y Democrático, lo que sin duda ponía también en peligro al gobierno autoritario del sirio Hafez Al Assad.
Los Sirios entraron para sacar a los palestinos y para destruir a las fuerzas progresistas Libanesas. Sin embargo, no pudieron cumplir su objetivo y decidieron entonces quedarse para influir directamente en la política libanesa resguardando sus intereses desde la ocupación.
En 1978 el gobierno libanés volvía a solicitar la intervención extranjera. Esta vez serían los israelíes los encargados de eliminar del Líbano a sirios y palestinos con el objeto de devolver a una minoría libanesa proclive al estado sionista, la supremacía del Líbano.
Los israelíes ingresaron y pese a su supremacía militar no lograron ninguno de ambos objetivos y decidieron quedarse para “asegurar” su frontera de la amenaza árabe. En 1982 la situación del Líbano era insostenible.
Los Israelíes no podían continuar con esa guerra de desgaste que le significaba miles de miles de dólares al año y cada vez más bajas que no podían justificarse de ninguna manera entre la sociedad Israelí.
Diseñaron por lo mismo una operación militar de gran escala que constaría de un ofensiva aérea, marítima y terrestre cuyo objetivo sería la eliminación física y política de cualquier vestigio del pueblo palestino en el Líbano, de su única y legítima representante, la OLP y, por su puesto, de su aparato militar.
Esta operación gozaría además de la luz verde norteamericana que contendría las informaciones y paralizaría a la opinión pública por un plazo de 72 hrs. en las cuales los israelíes podrían actuar a entera libertad para cumplir misión.
La ofensiva se extendió por 88 días y el cerco noticioso no pudo ocultar la tremenda e indiscriminada masacre que los israelíes estaban llevando a cabo sin razón alguna. Las fuerzas progresistas del Líbano y el aparato militar de la OLP resistieron heroicamente una de las operaciones militares más grandes de la que se tenga memoria en la región.
Los israelíes, resueltos a exterminar a ambas fuerzas, decidieron cercar Beirut, capital de El Líbano, destruyendo además toda su infraestructura caminera, eléctrica y de telecomunicaciones.
Cercaron la llegada de combustible a la capital. Impidieron el ingreso de alimentos y prohibieron el paso de periodistas y enviados internacionales. Ni los hospitales, ni los colegios se salvaron de los bombardeos indiscriminados; para los israelíes no existían blancos militares ni convención alguna que impidiera arrasar con todo.
Utilizaron armas prohibidas en el mundo entero por las convenciones de Ginebra, bombardearon con napalm y con bombas de fragmentación. Hasta los niños y los ancianos se convirtieron en objetivos militares.
88 días después, la comunidad internacional, que una vez más se había convertido en cómplice a través de su silencio, no podía seguir callando ante los llamados de los hombres y mujeres de buena voluntad esparcidos por toda la tierra que comenzaron a presionar a sus gobiernos para que buscasen una salida política que permitiera detener la masacre.
Sin embargo las fuerzas progresistas libanesas y el aparato militar de la OLP resistió hasta convertir el episodio, en una derrota política y militar para uno de los ejércitos mejor armados del mundo y para el gobierno cuya utilización política de las víctimas del holocausto le entregaba un cheque en blanco para actuar con una línea de crédito político y militar que se abastecía de la sangre de libaneses y palestinos y de la permisividad de las mismas conciencias que habían dejado materializarse el holocausto.
La historia se repetía pero ahora las víctimas de antaño, una vez más, eran los victimarios.
Logró imponerse la salida política. Todas las fuerzas extranjeras debían salir de El Líbano para que los cascos azules tomaran el control de las zonas urbanas y de los campamentos civiles. Se generó un duro debate entre las fuerzas palestinas entre aquellas que confiaban en occidente y aquellos que tenían una desconfianza estructural hacia cualquier ofrecimiento que viniera de los aliados históricos de los israelíes.
Finalmente aceptaron salir, con sus fusiles en alto, victoriosos, confiando la seguridad de los civiles a las fuerzas multinacionales y a la “Falange Cristiana de El Líbano”.
Cuando los palestinos se encontraban en el Valle del Bekkah” listos para embarcarse hacia distintos destinos dentro del mundo árabe, los israelíes hicieron asesinar al entonces presidente electo de El Líbano: el proisraelí Amin Gemayel; culparon a los palestinos buscando un pretexto para volver a ingresar al El Líbano cobrándose venganza de la derrota militar que habían sufrido a manos de las fuerzas progresistas libanesas y la OLP, en los civiles indefensos e inocentes de los campamentos palestinos de Sabra y Shatila.
Ingresaron de noche y mientras una parte del ejército israelí iluminaba los campamentos con bengalas lanzadas al aire durante toda la noche, la otra parte, en conjunto con la falange libanesa llevaban a cabo la peor carnicería de que nuestro pueblo tenga memoria.
Las mujeres, los ancianos y los niños que los soldados victoriosos habían dejado en manos de las fuerzas internacionales de paz que nunca llegaron, fueron asesinados a sangre fría. Los corvos israelíes se ensañaron con los cuerpos débiles de sus víctimas, las fosas comunes se llenaron de partes de cuerpos, de extremidades, de fetos arrancados de los vientres de sus madres. El mundo gritó como siempre.
Sin mover un dedo. La Organización de Naciones Unidas llenó los diarios de declaraciones de estupor y de condenas tajantes y declaraciones de rechazos.
Una vez más el mundo entero ponía los discursos de horror, los israelíes la barbarie y los palestinos... la sangre de su pueblo, el alma de sus niños, la esperanza de sus mujeres, desgarradas por el fanatismo religioso y racismo del “pueblo elegido” y de sus aliados.
La consternación llegó incluso a la sociedad israelí que hizo caer a los responsables de su gobierno, aunque tiempo después los volviesen a escoger para llevar adelante los destinos del supuesto “pueblo de Dios”.
Los responsables eran los mismos que en 1979 EEUU había premiado con el Nobel de la paz: Menahem Beguin y Ariel Shaaron, mostraron una vez más las imágenes de la civilización israelí y escribieron de paso, una de las páginas más negras de la historia del pueblo palestino y de la conciencia de la humanidad.