febrero 13, 2006

PALESTINA: ENTENDER LAS CAUSAS DEL NUEVO ESCENARIO PARA MIRAR EL FUTURO.

1. Introducción.

Mucho se ha hablado acerca del inesperado triunfo de Hammás en las elecciones Palestinas. Incluso algunos representantes de gobiernos occidentales, que son amigos de la democracia sólo cuando ganan ellos o sus amigos, han manifestado que no colaboraran de ninguna manera con un gobierno controlado por los fundamentalistas, por ser estos, según sus selectivos e hipócritas parámetros de medida, una organización terrorista.
Incluso Israel, Estados Unidos y algunos países de Europa se han adelantado a poner condiciones para seguir “conversando” y “colaborando” con el gobierno que surgirá del nuevo escenario político palestino y todos los involucrados, directa o indirectamente, se ponen a la defensiva, sin siquiera analizar seriamente los hechos, ni asumir las responsabilidades que les caben en el desarrollo de los acontecimientos.
Para mí, tanto la política de Al-Fatah como la de Hammás son contraproducentes y negativas para la causa palestina, pero el apoyo a Al-Fatah y a Hammás, es mayoritario, legítimo y democrático. Personalmente preferiría que los palestinos votasen mayoritariamente al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), al Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) o a cualquier corriente verdaderamente de izquierda, guiada por tendencias racionalistas y con claridad acerca de donde se ubica el verdadero enemigo, pero todos los votos, en este caso, son votos del pueblo palestino al propio pueblo palestino y así debemos interpretarlos, respetarlos y apoyarlos.
Sin embargo, quienes guiamos nuestros pensamientos y acciones sobre el camino que señala la razón y el humanismo de izquierda, soñamos con el establecimiento en Palestina de un Estado laico y democrático, sin discriminación de raza, color ni religión, que no cometa los mismos errores ni horrores de los sionistas y que aspire a construir una sociedad justa para todos y todas.
En síntesis, un estado para todos los judíos, cristianos, musulmanes, agnósticos y ateos que quieran vivir y luchar por una Palestina de estas características. Por lo mismo, no puede ser motivo de tranquilidad un triunfo tan aplastante de Hammás, que se asimila ideológicamente a la UDI y al Opus Dei en el mundo cristiano y en Chile en particular, como variante de un fundamentalismo religioso y político capaz de cualquier cosa por conseguir sus objetivos y defender los privilegios de unos pocos “hombres de dios” llamados a realizar en la tierra el “plan de dios”.
A pesar de esto, una comprensión más profunda de cómo se ha llegado a este momento, nos debe hacer valorar y respetar este pequeño terremoto político, como una etapa necesaria de vivir para poder avanzar hacia una paz justa y duradera en el Medio Oriente y hacia una sociedad más justa y solidaria a nivel mundial. Además, nos debe permitir sacar las conclusiones necesarias para avanzar en la reconstrucción y la consolidación de la alternativa de izquierda en Palestina, en Israel y en todo el mundo.
Mediante el presente texto, me propongo aportar una visión acerca de las causas más profundas que pueden explicar este fenómeno político, con el objetivo de que cada lector saque sus propias conclusiones.
2. La Política Israelí y su Aval Norteamericano.
La primera causa fundamental del aplastante triunfo de Hammás en las recientes elecciones palestinas, es la política de anexión de territorios sumada a la de exterminio físico y político del pueblo palestino que vienen desarrollando los israelíes hace ya varias décadas, con el apoyo irrestricto de los gobiernos norteamericanos y el silencio cómplice de gran parte de la comunidad internacional.
Esta política ha ido desde las masacres y los castigos colectivos propios del terrorismo de estado hasta el boicot sistemático de cualquier iniciativa de paz, buscando ganar tiempo para avanzar en la judaización de los territorios ocupados, por una parte y en la precarización de la calidad de vida del pueblo palestino, por otra.
Todo esto, como una forma de consolidar el status quo, minar la moral del pueblo palestino, destruir a su liderazgo y hacer cada vez más difíciles de revertir los hechos consumados y realizar los cambios necesarios para conducir hacia el establecimiento de una paz justa y duradera en la región.
Las últimas expresiones de esta política sistemática que lleva ya más de 50 años, fueron dos hitos relevantes en la configuración del ánimo palestino que llevó al triunfo a Hammás: · El asesinato político y físico de Arafat[1], que murió en su Cuartel General, luego de tres años de un bloqueo inhumano y sin fundamentos, cuando era el único socio viable de Israelíes y norteamericanos, en un proceso de paz hecho a su medida[2]; · Y el encarcelamiento y los asesinatos selectivos de importantes dirigentes palestinos de oposición, especialmente del Hammás, de los cuales posee una importancia vital el del Jeque Ahmed Yassin que, paralizado en su silla de ruedas, ciego y cercano a los 80 años, no constituía ninguna amenaza real para un Estado que cuando decidió eliminarlo, no estaba pensando en hacer un aporte a la paz ni al desarrollo de las visiones más moderadas entre los palestinos.
Así las cosas, es esta política basada en la soberbia y la arrogancia que genera una supuesta supremacía militar, con bombas atómicas y armas “inteligentes” y de destrucción masiva incluidas, la que ha terminado por colmar a los palestinos, asestando de paso un duro golpe a quienes, desde la arena palestina, apostaron al entendimiento y al diálogo con el ala derechista de la sociedad israelí, aceptando las condiciones impuestas por el enemigo en épocas de debilidad.
De hecho, resulta absolutamente falso que nadie hubiera previsto el triunfo de Hammás cuando es la consecuencia más lógica de 57 años de ocupación, con violaciones sistemáticas y masivas de los derechos humanos, a lo que debemos sumar el bloqueo de un proceso de paz que luego de 12 años no ha significado ningún avance real para los palestinos, ni en la restitución de sus derechos nacionales inalienables, ni en el mejoramiento de su calidad de vida.
Quizá sea bueno recordar además, para terminar este punto, que Hammas nace y se fortalece bajo el alero y la mirada complaciente de los gobiernos de EEUU e Israel en la década de los 80, cuando ambos países hacían esfuerzos increíbles por debilitar y poner en tela de juicio a la OLP como único y legítimo representante del pueblo palestino.
En ese escenario, nada resultaba mejor que potenciar a un movimiento que no reconocía a la OLP como único y legítimo representante del Pueblo Palestino y que se alojaba en los territorios ocupados, a diferencia de la OLP que tenía todas sus bases militares en los países árabes, y el eje central de la toma de decisiones, en Túnez, fuera y lejos de la patria.
3. El Autoritarismo y la Ineptitud del Gobierno Palestino.
Un segundo elemento a considerar en el análisis, es la forma en que Al Fatah se ha relacionado con el resto de las organizaciones palestinas, tanto con las que formaban parte de OLP antes del surgimiento de la Autoridad Nacional Palestina, como con aquellas que nunca fueron parte de la organización desde su nacimiento, como Hammás.
No es mi intención desconocer la importancia y el rol fundamental que durante mucho tiempo jugó el liderazgo palestino de Al fatah, con Arafat a su cabeza, pero si me parece imprescindible poner en su justa medida sus logros y fracasos, para no volver a repetir los mismos errores que tienen al pueblo palestino en la situación actual.
En este punto, es importante recordar que Al-Fatah, ha dirigido de manera autoritaria, sin contrapeso ni fiscalización de ningún tipo, los destinos del pueblo palestino en los últimos 37 años, haciendo gala de una incapacidad absoluta para integrar al resto del pueblo palestino organizado, ni a la toma de decisiones, ni al diseño de los objetivos políticos de cada etapa de lucha de la causa palestina; ni a las estructuras de gobierno y representación palestina a lo largo del mundo, lo que lejos de generar la tan necesaria unidad nacional de la diáspora palestina, generó un liderazgo hermético, distante de los otros partidos de la OLP y de su pueblo.
No se puede olvidar que en los últimos años de la década de los 80´s, Al Fatah hizo todo lo posible por debilitar al Comando Nacional Unificado de la primera intifada o levantamiento popular, que incluía a Hammás, porque le restaba peso político al liderazgo que la OLP intentaba ejercer desde afuera de los territorios ocupados y que no siempre coincidía con la opinión política de los palestinos del interior que habían construido un comando democrático, paritario e integrador de todas las fuerzas políticas organizadas.
Tampoco se puede olvidar el rol que jugó durante las negociaciones de Madrid, luego de la primera guerra del golfo, cuando el presidente Arafat se las arregló para desarrollar un proceso secreto y paralelo, que le permitiera reposicionarse al interior del pueblo palestino, que ya recibía como héroes a los negociadores palestinos, cada vez que volvían a los territorios ocupados, destruyendo un proceso que, a pesar de su estancamiento y de todos sus errores de nacimiento, venía instalando a nivel mundial la necesidad de respetar los derechos nacionales inalienables del pueblo palestino.[3]
Esta actitud permanente hizo que Arafat y Al Fatah, a pesar de su rol indiscutible y formidable en el desarrollo y fortalecimiento de la causa palestina a nivel mundial, comenzaran a quedarse solos y a perder el respaldo de su pueblo desde hace mucho tiempo, abandonados al final, también por sus “socios para la Paz” que los traicionaron y los desgastaron hasta que ya no les sirvieran.
De hecho, Arafat terminó sus días rodeado sólo de quienes compartían su poder y sus privilegios de manera ciega y complaciente. Solamente demoró su aislamiento las expectativas que el proceso de Oslo generó en los palestinos al comienzo, cuando aun era percibido como una oportunidad.
Por último, a todo el autoritarismo y la falta de democracia al interior del gobierno palestino, se le sumaron dos elementos que siempre acompañan a este tipo de liderazgo cuando se convierten en gobierno: La corrupción y la ineptitud. En los pocos años de vida de la Autoridad Nacional, los palestinos fueron testigos impotentes de cómo los cercanos a Arafat y a la cúpula de Al fatah malversaban los fondos que el gobierno palestino recibía para ir en ayuda de su pueblo. No pocos fueron los que se enriquecieron a costa de los sufrimientos de quienes confiaban ciegamente en ellos y muchos vieron como los más capaces para las tareas de gobierno eran desplazados por gente inepta pero cuya “lealtad política” y ansias de poder y riquezas eran más grande que su amor a Palestina.
Todo esto pavimentó el triunfo de los fundamentalistas que, además de ser reconocidos por sus redes de apoyo social al pueblo palestino son vistos como absolutamente honestos y consecuentes.
4. La Ausencia de Una Oposición Palestina de Corte Racional y de Izquierda.
Por último, un tercer elemento que es necesario apuntar para mejor comprender las causas del triunfo de los fundamentalistas islámicos en las últimas elecciones, es la ausencia en la arena política palestina, de una izquierda fuerte y capaz de oponer resistencia y ofrecer una alternativa racional y viable a la política de Al Fatah.
Desde los tiempos de la OLP, los partidos de izquierda, no supieron poner un límite claro a la resignación que siempre mostraron hacia el autoritarismo de Al Fatah. Y en virtud de la tan manoseada unidad nacional, terminaron apareciendo como cómplices, debido a su silencio, a la falta de una crítica más contundente y a su permanencia en la OLP en momentos clave, de una política sin destino impulsada por el liderazgo palestino de la época, que estaba más interesado en mantener su poder, que en lograr la unidad real de las fuerzas palestinas para aumentar su verdadera fuerza en el contexto internacional.
Estas organizaciones entraron en una crisis profunda con la firma de los Acuerdos de Oslo, ya que el surgimiento de la Autoridad Nacional Palestina tuvo consecuencias nefastas para ellas en los aspectos políticos y económicos. Por una parte, dejaron de ser interlocutores válidos para los amigos de la causa palestina y dejaron de percibir la ayuda y el apoyo internacional que les permitía reproducir sus estructuras y su existencia política, porque toda la ayuda de los palestinos de la diáspora y de los países y gobiernos amigos se canalizó, desde ese momento, exclusivamente, mediante la Autoridad Palestina que monopolizó el poder, la ayuda y la decisión política palestina.
La izquierda se replegó hasta casi desaparecer, con el único objetivo de sobrevivir y con el desafío, aun vigente, de reconstruir una fuerza propia que les permitiera reaparecer en la arena política como una alternativa real, dejando un terreno fértil las posiciones más comprometidas con los principios históricos de la causa nacional palestina.
Cabe destacar en este punto que algo similar pasa en la arena política israelí en donde las fuerzas de izquierda, capaces de mirar el conflicto liberados de una visión teológica del mundo y de la perspectiva de dominación de clase, tampoco tienen la fuerza suficiente para incidir, como un actor relevante, en la política israelí.
5. Hammás, única alternativa hoy.
Con todos estos elementos, no resulta raro, como algunos lo plantean, que el pueblo palestino, incluidos los antiguos seguidores de la izquierda palestina, desplazaran sus preferencias hacia el fundamentalismo islámico.
Ello, porque además de todo lo anterior, ha sido la única fuerza que ha logrado poner en jaque la supuesta supremacía militar israelí con sus atentados contra la ocupación militar y contra los civiles que la sustentan, elevando significativamente para Israel el costo social y político de mantener la ocupación militar de Palestina.
Y no se trata aquí de defender una política que mirada desde cualquier punto de vista racional es inaceptable, pero que lamentablemente ha sido validada ampliamente por los mismos israelíes y norteamericanos, que se apresuran a incluir a Hammás en las listas de organizaciones terroristas del mundo mientras desarrollan los más brutales actos de terrorismo de Estado y violaciones sistemáticas a los derechos humanos, con un desprecio absoluto por la vida y los derechos humanos de miles de personas, para imponer en el mundo sus dictados y defender a cualquier costo sus intereses económicos y su control sobre los recursos naturales del mundo árabe. Así Occidente e Israel han demostrado no ser amantes de La Vida sino que de sus vidas que es abolutamente distinto.
Además, como si esto fuera poco, Hammás ha sabido contribuir de manera efectiva, al mejoramiento de la calidad de vida de los palestinos en los territorios ocupados, con una red de asistencia y bienestar social que ni el mismo gobierno palestino, con toda la infraestructura de un gobierno y con la ayuda económica y política de occidente ha podido construir.
A esto se suma la imagen que Hammás y sus líderes poseen en cuanto a honestidad, consecuencia y compromiso a toda prueba, características que Al Fatah dejó de tener hace ya rato.
6. Entender el pasado para mirar el futuro.
Así las cosas, el gran apoyo que hammás ha recibido en las últimas elecciones legislativas palestinas debe ser entendido como un castigo a las políticas israelíes y norteamericanas para con el pueblo palestino, como un castigo a Al Fatah, por su soberbia, su entreguismo egoísta y por la corrupción generalizada que amparó desde la Autoridad Nacional Palestina; como un castigo, de paso, a la Izquierda Palestina por su incapacidad de reponerse a la crisis desatada con la firma de los acuerdos del 93; por su desvinculación con las masas y por no ofrecer una alternativa a la política del Al Fatah.
Como un castigo, en síntesis, a todos quienes han avalado, por acción u omisión, luego de más de 40 años de ocupación ilegal, un proceso de paz que en 12 años solo ha significado para los palestinos; una mayor represión, tanto de Israel como del gobierno palestino que ha perseguido y encarcelado a numerosos compatriotas cuyo único delito es luchar contra la ocupación; y una consolidación de la injusticia, sin ningún avance concreto en cuanto a sus libertades políticas, al respeto a sus derechos humanos y nacionales y a su calidad de vida, con el silencio cómplice de la comunidad internacional.
Todo lo anterior no implica que entorpezcan las tratativas de paz en términos generales, como lo han querido plantear algunas voces interesadas en prolongar el status quo. El actual cuadro político solo entorpece cualquier proceso de paz, como la hoja de ruta, que solo ponga al centro de la discusión los intereses de Israel y Estados Unidos; sin considerar, con la seriedad y la profundidad adecuada, los derechos inalienables del pueblo palestino.
Es decir, en los próximos años es posible alcanzar una paz justa y duradera para la región si es que los Israelíes y los norteamericanos se allanan a ello y abandonan la posición soberbia e hipócrita de las últimas décadas.
Lo que, claramente, no será posible en este período, es imponer a los palestinos un plan de paz unilateral que solo atienda las necesidades, las expectativas y los sueños de Israel y de sus aliados.
Tampoco implica que de aquí en adelante tendrá más relevancia la vía armada que las negociaciones de paz en la búsqueda de una solución permanente al conflicto palestino israelí o que se multiplicarán los atentados a civiles, ya que el hecho de que Hammas haya optado por ir al parlamento significa, ni más ni menos, que están dispuestos a utilizar todas las formas de lucha para conseguir los objetivos nacionales del pueblo palestino.
Significa que el pueblo palestino ha aprehendido de sus enemigos, que golpean mientras conversan y conversan mientras golpean, tal como lo hiciera el Congreso Nacional Africano cuando decidió comenzar a negociar el desmantelamiento del sistema del Apharteid Sudafricano, planteando que se sentarían a la mesa como si no hubiera lucha armada, pero seguirían utilizando la vía armada como si no hubiera negociaciones.
Ahora bien, si uno observa lo que han hecho Estados Unidos e Israel en los últimos 12 años de “negociaciones”, comprende que quizá sea ese el escenario que occidente le ha impuesto al pueblo Palestino para negociar de verdad y poder avanzar realmente hacia una paz justa y duradera en la región.
Ya hemos aprendido, en 12 años de espera, que las negociaciones sin ningún tipo de presión no dan resultado y que no es correcto sentarse a una mesa de negociaciones, desarmados, frente a un enemigo sin escrúpulos ni respeto para con el derecho internacional, que te sigue avasallando con uno de los ejércitos más potentes del mundo, con apoyo directo o indirecto de la comunidad internacional y sin respeto alguno por los derechos humanos y el derecho internacional.
Por otra parte este nuevo escenario nos invita a entender que en las actuales circunstancias, reconocer a Israel no significa negar a Palestina y reconocer el derecho de los palestinos a construir su Estado, mucho menos, negar el derecho de Israel a existir. Eso es como reducir el conflicto a la discusión teológica de si dios le regaló esa tierra a algún pueblo o si ese dios no es el verdadero y es el dios de los musulmanes el que dice la verdad. Esa es una discusión que no se va a resolver ni en 5000 años más y que no tiene sentido ni destino.
El actual escenario nos impone superar los discursos teológicos y atrevernos a reinventar el concepto de la paz que requerimos y necesitamos. Nos impone el desafío de mirar el futuro entendiéndonos como iguales, apostando a construir un estado binacional en donde convivan sin ninguna discriminación todos los cristianos, judíos, musulmanes, agnósticos y ateos que quieran vivir en y luchar por una nación Palestina-Israelí de carácter laico, democrático, con justicia social y respeto por los derechos humanos.
Para ello va a ser fundamental que en la sociedad israelí y en la palestina, se fortalezcan los discursos y las posiciones de izquierda, humanistas y laicas, cosa que por ahora, se ve realmente difícil pero que en el futuro, sin duda, será una realidad.
[1] Independiente de las razones médicas que puedan explicar la muerte de Arafat, su deceso fue causado por las circunstancias en que lo dejaron israelíes y norteamericanos el día en que lo encerraron en un proceso de paz que nació muerto porque solo consideraba los intereses de los israelíes sin asumir que el principal obstáculo para la paz es la ocupación israelí y que la violencia es fruto de ella y de la frustración acumulada del pueblo palestino y no al revés.
[2] Desde la primera firma de Los Acuerdos de Paz en Oslo el 13 de septiembre de 1993, Arafat y la OLP siempre se enmarcaron dentro de las exigencias israelí-norteamericanas para establecer el diálogo y lograr acuerdos presentándolo al interior de la arena palestina como lo único posible.
[3] Debemos recordar que Al Fatah le impuso al resto de la OLP la participación en el proceso de Madrid pese a que no consideraba ninguna de las condiciones que la misma OLP había exigido para participar en una Conferencia Internacional de Paz luego de la primera Guerra del Golfo cuando EEUU se comprometió ante el mundo a liberar primero a Kuwait y luego resolver el problema palestino.

febrero 03, 2006

PALESTINA Y EL TRIUNFO DE HAMMAS.

Estimados amigos y compañeros, deseo compartir con ustedes una entrevista otorgada al diario La Nación, por medio de la periodista Dalia Rojas, en donde entrego, de manera general, mi percepción acerca del triunfo de Hamas en las últimas elecciones legislativas en alestina realizadas el 25 de enero de 2006, que le dieron un 60% de los votos a esta agrupación fundamentalista musulmana. Pronto publicaré un artículo más extenso acerca de la Cuestión de Palestina, saludos a todos.

D.R.: ¿La victoria de Hamas, cómo y por qué entorpece las tratativas de paz? Si es que las entorpece.
D.J.:La victoria de Hamas no entorpece las tratativas de paz en términos generales. Solo entorpece cualquier proceso de paz, como la hoja de ruta, que solo ponga al centro de la discusión los intereses de Israel y Estados Unidos; sin considerar, con la seriedad y la profundidad adecuada, los derechos inalienables del pueblo palestino.
Creo, por tanto, que en este momento es posible alcanzar una paz justa y duradera para la región, si es que los Israelíes y los norteamericanos se allanan a ello y abandonan la posición soberbia e hipócrita de las últimas décadas. Lo que, claramente, no será posible en este período, es imponer a los palestinos un plan de paz unilateral que solo atienda las necesidades, las expectativas y los sueños de Israel y de sus aliados. Por último, está claro que este proceso se ha llevado a cabo con la anuencia de Al-Fatah, por lo que el resultado de la elección debe ser entendido como una bofetada para la política norteamericana, para la política del ala de extrema derecha en Israel, representada por el Likud, y para Al Fatah por el lado palestino.
En síntesis, para todos quienes sustentaron o sustentan los acuerdos que se elaboraron a espaldas del pueblo palestino entre Israel, estados Unidos y un liderazgo palestino cada vez más desprestigiado debido a su autoritarismo, a la falta de democracia real y a la corrupción generalizada que lo ha afectado desde los tiempos de la OLP.
D.R.: ¿A tu juicio, Hamas es un grupo terrorista?
D.J.: El terrorismo es un tema muy complejo de tratar debido a la hipocresía y al doble estándar con que lo trata occidente y en especial, Israel y los Estados Unidos.
Para mi algunas de las políticas de Hamas son completamente erradas e inaceptables, pero las valida la política norteamericana y la israelí. Ellos han impuesto la ley del ojo por ojo y diente por diente. Ahora bien, si aceptamos que Estados Unidos es el primer Estado terrorista de mundo, seguido de Israel, con sus políticas de exterminio físico y político y con sus armas de destrucción masiva, podemos aceptar que Hammas sea tratado como una organización terrorista.
Pero si lo que hace Estados Unidos e Israel es aceptado y avalado por la comunidad internacional, Hammas tiene todo el derecho de actuar como lo hace. Como ves el problema no es si Hamas es una organización terrorista, el problema es si nos ponemos o no todos de acuerdo acerca de lo que es el terrorismo y aplicamos las mismas reglas y sanciones para todos quienes ocupen el terror para conseguir fines políticos.
D.R.: ¿Cómo entender esta aplastante victoria? puede ser un voto de castigo por parte de los palestinos a Al Fatah por el poco avance en las negociaciones o una crítica al mal manejo de la ANP, considerando las numerosas acusaciones de corrupción al interior de la organización palestina?
D.J.: Para mi, tanto la política de Al-Fatah como la de Hamas son contraproducentes y negativas, pero el apoyo a Al-Fatah y a Hamas son legítimos y democráticos.
Personalmente preferiría que los palestinos votasen mayoritariamente al FPLP, al FDLP o a cualquier corriente verdaderamente de izquierda guiada por tendencias racionalistas y con claridad acerca de donde se ubica el verdadero enemigo, pero todos los votos, en este caso, son votos del pueblo palestino al propio pueblo palestino y así debemos interpretarlos, respetarlos y apoyarlos.
Quienes guiamos nuestros pensamientos sobre el camino que señala la razón y el humanismo de izquierda, soñamos con el establecimiento en Palestina de un Estado laico y democrático, sin discriminación de raza, color ni religión, que no cometa los mismos errores ni horrores de los sionistas.
Por lo mismo, no es motivo de tranquilidad un triunfo tan aplastante de Hamas, que como yo lo entiendo, se asimilaría ideológicamente más a la UDI y al Opus Dei como versiones cristianas de un fundamentalismo religioso y político.
Sin embargo, la comprensión profunda de cómo se ha llegado a este momento nos hace valorar y respetar este pequeño terremoto político como una etapa necesaria de vivir para poder avanzar hacia una sociedad más justa y solidaria en donde nadie sobre.
Lo más importante, en todo caso, es analizar y sacar las lecciones de este episodio y apuntar con claridad a los temas y a los actores que aparecen como los principales responsables de este episodio.
Es un poco de todo. Esta aplastante Victoria debe se interpretada como un rechazo generalizado hacia la política que ha llevado adelante Al Fatah en el plano interno Palestino, con un gobierno autoritario, excluyente y corrupto que se apoderó del gobierno palestino sin el más mínimo interés de incorporar a la toma de decisiones a importantes sectores del pueblo palestino que siempre fueron parte de la OLP y que no se sienten representados por el pensamiento único de Al Fatah.
Estos partidos, principalmente de izquierda, no supieron tampoco poner un límite claro a resignación que siempre mostraron hacia el autoritarismo de Al Fatah en virtud de la tan manoseada unidad nacional y aparecieron como cómplices, debido a su silencio y a su permanencia en la OLP, de una política sin destino impulsada por el liderazgo palestino de la época.
El pueblo palestino en general y los seguidores de estos grupos en particular, ante el debilitamiento progresivo de una oposición racional y progresista al gobierno palestino, desplazaron sus preferencias hacia el fundamentalismo castigando a Al Fatah, por su soberbia, su entreguismo egoísta y por la corrupción generalizada que amparó desde la autoridad nacional palestina; castigando, de paso, a la Izquierda Palestina por su incapacidad de reponerse de la crisis desatada con la firma de los acuerdos del 93 y por la incapacidad de ofrecer una alternativa a la política del Al Fatah.
Castigando, por último, a quienes han avalado un proceso de paz que en 12 años solo ha significado para los palestinos una mayor represión tanto de Israel como del gobierno palestino y una consolidación de la injusticia, sin ningún avance concreto en cuanto a sus libertades políticas, al respeto a sus derechos humanos y nacionales y a su calidad de vida.
D.R.: El hecho de que Hamas haya optado por ir al parlamento ¿no es acaso un indicativo de que estarían dispuestos a usar la vía política y negociar?
D.J.: El hecho de que Hamas haya optado por ir al parlamento significa que están dispuestos a utilizar todas las formas de lucha para conseguir los objetivos nacionales del pueblo palestino. Han aprehendido de sus enemigos que golpean mientras conversar y conversan mientras golpean.
Quizá sea útil recordar la postura del Congreso Nacional Africano cuando decidió comenzar a negociar el desmantelamiento del sistema del Apharteid Sudafricano, planteando que se sentarían a la mesa como si no hubiera lucha armada, pero seguirían utilizando la vía armada como si no hubiera negociaciones.
Si uno observa lo que han hecho Estados Unidos e Israel, comprende que quizá sea ese el escenario que occidente le ha impuesto al pueblo Palestino para realmente poder avanzar hacia una paz justa y duradera en la región.
Ya hemos aprendido, en 12 años de espera, que las negociaciones sin ningún tipo de presión no dan resultado y que no es correcto sentarse a una mesa de negociaciones con gobiernos como el norteamericano y el israelí, desarmados, frente a un enemigo que te sigue golpeando con uno de los ejércitos más potentes del mundo y sin respeto por nuestros niños, por nuestros ancianos, por nuestros civiles inocentes, ni mucho menos por el derecho internacional, ni por nuestros derechos.
D.R.: ¿Qué consecuencias puede tener el fin de la ayuda monetaria internacional a la causa palestina?
D.J.: La ayuda monetaria internacional no va a finalizar.
Quizá finalice la ayuda de quienes quieren controlar la decisión política palestina y esa ayuda es absolutamente prescindible. Cuando se formó la Autoridad nacional Palestina, todos los gobiernos, partidos y movimientos amigos encausaron la ayuda hacia los palestinos por medio del gobierno controlado por Al Fatah, lo que significó una disminución casi absoluta de la ayuda monetaria a los partidos de la OLP que estaban en la oposición y que antes recibían ayuda del exterior.
Esta ayuda que desapareció de un día para otro y que el Fatah, desde el gobierno palestino, nunca estuvo interesado en suplir debilitó a tal punto a la oposición que significó la casi desaparición de todos estos partidos y organizaciones que entraron en crisis y tuvieron que replegarse hasta reconstruir una fuerza propia capaz de mantenerlos con vida.
A diferencia de esos partidos, los fundamentalistas islámicos jamás han dependido de la ayuda de países occidentales, amigos de la OLP. Han logrado implementar redes impresionantes de asistencia pública y de apoyo al pueblo palestino con la ayuda desinteresada de los musulmanes esparcidos por la tierra, algo que la ANP no logró, desde la experiencia de El Líbano en la década del 70, ni con todo el apoyo oficial de los países árabes y de occidente que muchas veces condicionaron ese apoyo al tipo de decisiones políticas que tomaba la OLP, lo que la debilitó aún más en su rol de gobierno palestino.
No veo por qué hoy día eso podría cambiar.
Hamas tiene formas de financiamiento autónomas y que no están mediadas por la corrupción que se daba en el interior del gobierno palestino desde los tiempos de la OLP y si los tratan de ahogar por esa vía lo único que van a conseguir es fortalecerlo más.
D.R.: En entrevista con Miguel Díaz, presidente de la Federación Palestina en Chile, él señaló que esta victoria en el parlamento era un golpe para la política norteamerica e israelí, incluso mencionó - en el mismo contexto- que en el mediano plazo se podría hablar del comienzo del fin de Israel, dada las posturas rígidas de la organización política armada ¿Estás de acuerdo?
D.J.: Comparto una parte de ese análisis, pero es importante recalcar que a las estructuras oficiales palestinas en todo el mundo han sido cómplices de la política y de los métodos de Al Fatah y les hace falta desarrollar una importante capacidad de autocrítica.
La Federación Palestina de Chile siempre se ha subordinado a los dictados de Al fatah, es cómplice en alguna medida de la bancarrota ideológica y política de la ANP y no es representativa del pensamiento de la comunidad Palestina en Chile. Comparte varias de las falencias que han terminado por debilitar a Al Fatah y han sido cómplices, también, de todos los errores de los que el pueblo palestino se cansó.
Creo que a nivel nacional al pueblo palestino le hace falta un cambio significativo del tipo y de la calidad de los liderazgos en todo el mundo.
D.R.: ¿Reconocer la existencia de Israel es reconocer la no existencia palestina necesariamente?
D.J.: No para nada. Eso es como reducir e conflicto a la discusión teológica de si dios le regaló esa tierra a algún pueblo o si ese dios no es el verdadero y es el dios de los musulmanes el que dice la verdad.
Ese tipo de discusión no se va a resolver ni en 5000 años más y no tiene sentido ni destino.
Por lo tanto, yo creo en la necesidad de superar esos discursos teológicos y atrevernos a mirar el futuro entendiéndonos como iguales, apostando a construir un estado binacional en donde convivan sin ninguna discriminación todos los cristianos, judíos, musulmanes, agnósticos y ateos que quieran vivir en y luchar por una nación Palestina-Israelí de carácter laico, democrático, con justicia social y respeto por los derechos humanos.
Para ello va a ser fundamental que en la sociedad israelí y en la palestina, se fortalezcan los discursos y las posiciones de izquierda, humanistas y laicas, cosa que por ahora, se ve difícil de materializar pero que en el futuro será una realidad.
D.R.: Y cómo observas tú a la comunidad Palestina en torno a los acontecimientos en Palestina ¿está dividida en torno al nuevo liderazgo?

D.J.: Por supuesto que sí. Ningún pueblo en el mundo tiene una opinión única frente a sus liderazgos, la discusión que hay que dar es si esos liderazgos son realmente democráticos, participativos, integradores, abiertos a la crítica y a la autocrítica o si siguen pensando un mundo árabe solo con dioses, profetas y caudillos, que nunca se equivocan hasta que se mueren y son reemplazados por otros igual de soberbios y autoritarios que se creen dueños de la decisión y del alma del pueblo palestino.